10.12.13

EL VIOLADOR DEL AIRE



La fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte.
EPICTETO
Enquiridión

El cabalgamiento de ideas que acontece en el vórtice del escrutinio introspectivo, lo mismo agita el plectro a deslumbrantes poemas que asiste en el aturdimiento a fiascos y rudezas despreciables. Me hallaba justo en el pernio de espetarle un piropo de cosecha propia a una mujer cuya sonrisa bastaría para impeler a los más iconoclastas a erigirle templos llenos de fetiches —recuerdo que descarté el escatológico «piensa en mi lengua cuando te laves y aún más cuando te ensucies» por el enigmático «soy un lío en el que te gustaría encontrarte»—, cuando la dureza de mis juicios me atacó por la espalda dejándome destemplado para cualquier tentativa de incursión en la simpatía, a la vez que mis sentidos captaban, mediante un proceso de amplificación marihuanesca, un detalle en las facciones de la chica que nubló por sí solo toda la gracia que emanaba de ella un instante antes. Tras el réspice impronunciable, flotó en el aire el participio no derramado de un diluvio de esperma, y, a partir del chasco embarazoso, lo menos complicado fue improvisar un glissando intimista para volver a encariñarme con mi nódulo aniquilador, tan desentrenado en mis setenta kilos de espíritu como la linfa del amor... 

Quien nunca ha sentido la necesidad de volatilizarse con la humanidad puede que sea muy respetable en sociedad, pero nunca será digno a mis ojos de merecer el trato de un semejante.

Motivo central de la obra Devuelto a la casa de la sangre, del artista 8sun.

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