Nadie que no me haya visto creería que una cosa así puede existir.
Joseph MERRICK, vulgarmente conocido como El Hombre Elefante
Uno no sabe a ciencia cierta quién es hasta que se pone en situación de hacer lo que nunca hubiera imaginado y de querer lo que jamás hubiese buscado. A tal fin, el crimen puede ser un método especial de autoanálisis provisto de lecturas inquietantes y muy poderosas. Como mínimo, estimulará la fuerza del carácter en la encrucijada que le plantea entregarse sin remordimientos a los desmanes o resistirlos con paciente dolor. En el mejor de los casos, lo empujará a descubrir que pertenece a esa raza de sujetos cuya naturaleza anímica los arroja por encima del mismo troquel de la naturaleza; individuos para quienes los actos considerados sucios e inmorales son un espejo en el que observarse con ojos nuevos y a través del cual llorar con lágrimas más pulcras, más certeras.