31.1.12

PANTALLAS



En el reino de los ciegos, el tuerto no es el rey. En el reino de los ciegos, al tuerto le vacían el ojo sano.
Jesús IBÁÑEZ
Por una sociología de la vida cotidiana

Según fuentes acreditadas que no juzgo necesario mencionar por su lamentable evidencia, más de tres cuartas partes de la población mundial recibe la totalidad de la información que utiliza de la tele. Además, algunos estudios han revelado que prestar atención al televisor resulta adictivo porque durante el proceso se producen alteraciones neurológicas que incrementan la liberación de endorfinas, los opiáceos del organismo, pero lo mismo podría decirse del orgasmo y no por ello merece desaprobación el placer erótico, así que no voy a enfocar por ahí mi diatriba.

Acepto que las masas necesitan mitos válidos para establecer correspondencias entre su insondable naturaleza anímica y el papel que puede ocupar su repertorio emocional en un mundo que hoy, como hace cien mil años, sigue siendo una cueva misteriosa pese a los esfuerzos de la ciencia... aunque a veces también gracias a ella y la sugestión de sus literaturas. A falta de buenos mitos, las élites prefieren el lavado masivo de cerebros: es menos problemático, más eficaz y, sobre todo, increíblemente lucrativo. Si los ideólogos del Tercer Reich hubieran tenido a su disposición las plataformas televisivas actuales, su modelo de fascismo probablemente guardaría notables similitudes con nuestras democracias. Y a la inversa: si los Estados democráticos careciesen del poderoso aparato de telecomunicaciones para programar a la gente, se verían obligados a recurrir a métodos tan persuasivos como los campos de exterminio. Sorteada la distancia cronológica que las separa, la semejanza esencial de códigos y valores entre ambas sociedades es de tal magnitud, que incluso hay otra forma más fehaciente de denunciar la complicidad popular con el adoctrinamiento publicitario: la diferencia entre el secuaz de un régimen totalitario —con el puño cerrado en alto o saludando a la romana, la actitud es la misma— y el ciudadano contemporáneo sobredosificado de televisión, es meramente tecnológica.

He obtenido la imagen de la sección que tiene en FFFFOUND! el usuario Bluejackal's Finds.

30.1.12

SOÑADORES AMARILLOS


A la mano muerta se le he permitido durante demasiado tiempo que esterilice el pensamiento vivo.
Anton SZANDOR LAVEY
La Biblia Satánica

Aunque se equivoque contra sí mismo y nunca sea por suerte ajeno a la espina revirada de la sospecha, el hombre de espíritu libre procura hacer siempre lo que quiere a diferencia del siervo, que a lo sumo aprende a conformarse creyendo que lo hace cuando sólo quiere lo que hace, una forma adulterada de obrar que me lleva a pensar que nadie debería drogarse sin cruzar el filtro previo del conocimiento al margen de que ningún versado en los dominios de su conciencia deba renunciar al privilegio de moverse a través de otros estados. Trazar la línea fronteriza entre ambos territorios mutantes puede ser cualquier cosa menos fácil, y esta labor exploratoria recibe el bombardeo continuo de mensajes destinados a sembrar la confusión. Uno de ellos, quizá el más peligroso, la conspiración de la contracultura que desde finales de los años sesenta ensalza como un sacramento antisistema el uso frecuente e indiscriminado de alucinógenos cuyo impacto social sirve, por paranoico que parezca, a la industria de quienes aspiran a vernos desarmados psicológicamente frente a la orientación que se le imprime desde arriba a la realidad para moldear a su interés la imagen preeminente que cada uno tiene de sí mismo. Las sustancias psicomiméticas como el LSD, verdaderos contenedores de poder que algunos estudiosos del fenómeno denominan enteógenos —¿y por qué no endemonógenos, autogenófagos o suicidélicos?—, además de derribar antes que abrir las puertas de la percepción, actúan como llaves que dejan el cerebro virtualmente expedito a los especialistas en modificar la conducta...

Mi crítica dista mucho de lanzar una advertencia colectiva: no da para tanto; más bien propone un desafío a todos los aprendices de brujo que se sienten estrellas de un cambio de paradigma en el que la catarsis de la revolución interior suele estar manipulada por las técnicas invasivas de los inquisidores de la Nueva Era. Palabra de alguien que se ha desgarrado el alma al penetrar en el mosaico de retículas entrelazadas por puentes de hidrógeno; alguien que, al saltar sobre los reinos de este mundo, ha regresado a tientas por el desfiladero tras haber roto el revestimiento omnidireccional que confiere apariencia de unidad orgánica a los significados de la materia.

El ouroboros que nos acompaña con un trazo emulador del estilo de Giger está firmado por un tal Zarathus.

28.1.12

DEL COMÚN ASENTIMIENTO

Pinchad Tiempos modernos para abrir el atajo hacia las alegorías de Oriol Jolonch.
Rara vez nos equivocamos si reducimos las acciones extremas a la vanidad, las mediocres a la costumbre y las mezquinas al temor.
NIETZSCHE
Humano, demasiado humano

Puede que yo haya sido un hombre vil en determinadas ocasiones e incluso agresivo en mi manera de defender la flaqueza de mis puntos de vista, fallos que por sí mismos no me convierten en un fascista. Después de leer lo que sigue, algunos se sentirán inclinados a opinar lo contrario y admito que quizá no les falte razón: quiero ser absolutamente fascista contra los fascistas...

Sólo desde la modernidad se acepta que democracia e igualdad son conceptos indisociables consagrados al principio universal de «un hombre, un voto», pero sabido es que en otros periodos históricos no siempre se pensó así. Ni ahora se le da cumplimiento, por más que se prodigue el mantra que lo refuerza. Ateniéndonos a los hechos puros, en la actualidad brilla por su ausencia la igualdad política efectiva entre un residente en Madrid y un pacense, por desgranar un ejemplo, ya que tal como está organizado el sistema electoral, con el sesgo calculadamente chapucero de las circunscripciones, el peso neto entre la elección de uno y otro diferirá aun cuando voten a idénticos capos.

En los episodios más florecientes de la Antigua Grecia, únicamente los ciudadanos libres tenían reconocido el derecho a participar en las decisiones del gobierno de la polis. Bien es verdad que el criterio vigente entonces no consideraba privativas las capacidades individuales sobre la condición social del sujeto, modelo de exclusiones y preferencias que se siguen reproduciendo odiosamente en nuestro mundo por otros medios. Puestos a hacer cábalas con las devociones demagógicas de nuestros paisanos, menos injusto sería que el sufragio asignase un valor relativo al voto en función de baremos que en nada dependan del lugar de empadronamiento o de cualquier otra circunstancia externa a los méritos propios; cuestiones como la solvencia intelectual, el razonamiento crítico, la desvinculación de industrias criminales y los servicios prestados a la sociedad, bienes hoy tan escasos como recesivos, deberían ponderarse positivamente como atributos beneficiosos para la convivencia frente a los caracteres que definen el perfil de los esclavos de pensamiento, cuyo valor decisorio se vería felizmente reducido a la mínima expresión en los comicios. De haberse aplicado este método en los señoríos donde se reinstala la españolía en versiones a cuál más degradada, ¿hubiera sido posible que se alzaran con la victoria parlamentaria los miembros de un partido que entre sus señas de identidad tiene la de ser el heredero directo del nacionalcatolicismo, palio ideológico del bravonel que recibe honores en Cuelgamuros, amén de haber proporcionado un cuartel general a los cómplices, mandracheros y meninos favorecidos por las pretéritas purgas dictatoriales?

21.1.12

CARTA AL PASADO


La imaginación religiosa concibió a un Dios superior a sus criaturas; la imaginación técnica ha concebido a un Dios-ingeniero inferior a sus inventos.
Octavio PAZ
La llama doble

Mi nombre es Yamil Borio 6 —el número entero indica mi casta génica— y el día en que se publique esta misiva aún no habré nacido, aunque no hago olvidos de que para entonces algún cerebro destronado haya captado mi resonancia a través de la imaginería del sueño, cuyas turbulencias son inescrutables para empíricos y místicos en ignara paridad. En el espejo, aparento ser un joven fibroso de complexión elástica exornado por unos deliciosos ojos verdes que reclaman con destellos metálicos sumisión al espacio enmarcado por una melena, esculpida en rizos, acerca de la cual un estudioso del pasado, eximio sodomita para mayor concreción, quiso atisbar herencias dorias o sumerias, no lo recuerdo nítido, pues de eso hace una eternidad o quizá una semana... ¿Por dónde iba? De acuerdo, es detalle de insuficiencia preguntarlo, pero en mi situación cualquier flaqueza es el epílogo de un exceso, no puedo explicarlo con más luz... ¡Lo tengo!: daba cuenta de mi retrato especular; fuera de él, decía o iba a decir, es decir, no sé si será necesario decirlo: dentro de mí, por tanto, no soy joven, ni exótico, ni esbelto. A veces tengo tentáculos retráctiles gigantes y un agudo pico en lugar de boca, cambio de género con pasmosa facilidad, no siempre camino sobre dos piernas y, desde luego, mi anatomía se vuelve caprichosamente imprecisa ante el menor estímulo al igual que un líquido reproduce con fidelidad la forma de la superficie sobre la que se desliza o los límites del envase que lo contiene. Consultados, los wikiexpertos hablarían de un fenómeno singular de paranomasia proyectiva; lo cierto, es que perdí mi identidad en un trabajo muy arduo. Descubrí que salvo por la muerte o el deterioro cognitivo, el yo es un fantasma indestructible que vive para sí mismo instalado en la evanescencia que apenas siente del ser que, a medida que se pudre, lo sustenta.

A mí no se me compra con dinero, sexo o halagos; ni siquiera acato los dictados zalameros del amor y menos, cuando así ocurre, sus reflujos emocionales, como son la culpa recalcitrante o el cariño dedaloso. Soy menos propenso al miedo que a la temeridad, y el efecto devastador de las consecuencias de mis actos no me altera el pulso. Quiero o no quiero según mi voluntad, a la que sólo yo atiendo, entiendo y puedo transformar en decisión. De manera similar se lo comuniqué a Scolopax, mi enlace prioritario con El Grupo: «Seguiré en esto mientras la aventura me convenza; en cuanto me canse, abandono». El problema es que por mal que esté nunca me agoto por completo porque cada misión logra seducirme como a un gato los efluvios de una matanza. Probablemente me hayan insertado uno de sus puenteadores sinápticos, que tienen la virtud maligna de no dejar huella metabólica, además de ser indetectables por los escaneos neurales rutinarios. No penséis que no me agravia esta tenebrosa maniobra, pero la acepto con el mismo rigor estoico que la mutilación accidental o la fealdad: constituye un capítulo esencial de mi destino, una lección, mi propio emblema. Fatalista por instinto, nada me importa para llegar a maldecir la existencia o atarme ciegamente a ella, de lo contrario nunca hubiera firmado con mis cromosomas un contrato que contenía, entre otras cláusulas abusivas, una trampa adicional donde se postula la «completa accesibilidad moral» en caso de manifestar síntomas de elipsis sensorial. Casi omito reseñar que me muevo como un pez de barro en las aguas revueltas de mis circunstancias, uno de los raros privilegios que otorga mi oficio. Mi tarea se centra, principalmente, en extraer datos de los agoroi —humanos mixtos utilizados como viveros al servicio de diferentes clanes— para su examen posterior por un equipo técnico dedicado a tasar el Índice de Coagulación Fáctica, que consiste en descodificar a partir de las experiencias recolectadas los intercambiadores cuánticos de perspectivas con la intención de adelantarse a los hechos futuros. Soy, para abreviar, una especie de rastreador de las anomalías mentales capaces de cambiar de manera sustancial el curso de los acontecimientos, un navegante de las transferencias epistémicas improcedentes que ordinariamente se conocen como nimbos, pues nimbar es el acceso a realidades superiores mediante el uso de nanosílices biointeractivos que precisan de la flora producida por los agoroi para romper el retrobloqueo legal contra las virtualias. En la jerga del psicolumpen y también entre los traficantes de recuerdos, a quienes nos ocupamos de estos delicados menesteres se nos suele llamar usurpadores o, más despectivamente, todovacuos. Supongo que en tales tratamientos hay una importante dosis de envidia desde que se sabe que a los consagrados a esta actividad, sea por un efecto secundario imprevisto o por un artificio dirigido hacia una recompensa manejable, se nos ha conferido una clase de inmortalidad que sólo puede arrebatar el golpe de un rayo. Ciencia, leyenda o un poco de ambas cosas que nos asemeja a los héroes de la antigüedad acrisolados por el néctar que regaba los banquetes olímpicos. Bien pensado, veo en ello el pellizco del sarcasmo, que maldita gracia es vivir sin auxilio de caducidad cuando nadie se obstina hoy en prolongar sus tejidos más allá de los cuarenta para sacrificarlos a un mundo alucinatorio donde la ruina se completa con la síntesis por medio de una confusión elemental de las partículas.

La realidad mutó con la infiltración sistemática de la Iglesia del Claroscuro y sus trece apóstoles inseminadores de calcos divergentes, réplicas fraudulentas de los afluentes que conectan el Megacórtex a las conciencias individuales. Por imperativo legal se les prohibió la concesión de licencias para nimbar, y fue a partir de ese ataque cuando comenzaron los secuestros de niños con la proliferación subsiguiente de agoroi en los suburbios. «¡Apártense o derribo! Mi beligerancia es sagrada» publicitaban con gozosas irrigaciones de hiperencefalinas en la mensajería onírica a todos los usuarios de Sol-Llama. Materializaciones imposibles, o eso se pensaba, junto a bilocaciones proscritas y emergencia de seres submúltiplos dotados de varios cuerpos sujetos a una sola personalidad, jamás hubieran sido substanciadas sin la colaboración magistral de los ingenieros moleculares que diseñaron la endoflora, entre otros la inaccesible Xia Ledis, hembra polifacética de marca —quizá un ente aglutinado de ficción—, pornostar vocacional y especialista de renombre en biotecnología con centenares de patentes a su favor, como los anillos réptidos que se enroscan invisiblemente en los talones de aquiles para impedir de súbito la movilidad del oponente, de uso generalizado en el ámbito policial, y una fruslería en comparación con el candado hipotalámico cuyo perfeccionamiento también se le atribuye. Yo llegué a mapear sus puertos nímbicos, pero el mérito no me pertenece; fue ella —chica lista— quien simuló la apertura del nodo para atraparme en la configuración transmodal uJane, de la que nunca se regresa sin rendir un caro tributo a los dioses digitales de la locura. Ocurrió en la polisuite Audacity del Tavistock Hotel, donde los viajeros fatigados procedentes de las zonas irradiadas y los trabajadores impermeabilizados a los utopiáceos por prescripción penal buscan ocasiones compartidas para enredarse en amenidades disolutas que resuelvan por vía orgásmica sus privaciones predeterminadas. Horas antes, con ayuda de las timolentes localicé la emisión anímica de un agoroi que sin su dosis regular de confortibina había sido víctima del plenilunio. Protagonizaba su arrebatado furor con una huída sin rumbo por la ciudad en la que había agredido a algunos transeúntes hasta destrozarlos. El temor proverbial que se les guarda si se les deja caer en ese estado está más que justificado, y las mafias asiáticas que los explotan son las primeras interesadas en evitar escándalos que las pongan en el disparadero del Cónclave Cooperante o, peor todavía, de El Grupo.

No fue necesaria una exhibición de violencia para detenerlo: a la debida distancia, los ultrasonidos se encargaron de ello. Lo tenía aturdido a cuatro patas sobre un callejón lleno del limo negro que se forma al precipitarse el esmog que los barredores atmosféricos vierten deliberadamente sobre los barrios bajos. Flanqueado por altas paredes sin ventanas, nadie podía verme en apariencia. El protocolo de aproximación aconseja evitar al máximo las intrusiones. Sólo cuando activé el inhibidor de frecuencias por si hubiera una cámara volante en cercanía, decidí presentarle mis respetos:

— ¿Te excita el olor de tu polla, infrasexual? —si hay algo que un agoroi no soporta son las alusiones directas a la actividad erótica, cuya sola mención les provoca espasmos de horror—. Enséñame lo que escondes por ahí o te meto una aracnómata por el culo —babeaba poniendo los ojos en blanco, clara señal de que me entendía.

No creo que tuviera más de seis o siete años, así que lo alenté a desnudarse propinándole una persuasiva patada en el abdomen, mas no tan fuerte que pudiera dañar el fruto de sus histocultivos, que podía valer una fortuna en el mercado gris. Resultó ser una mina. Durante los días que había pasado jugando a divulgar su lado salvaje —son increíbles las crueldades que un chiquillo rabioso puede hacer—, nadie lo había cosechado; reconocí a simple vista mazos bien formados de cardo de la extinción entre orquídeas soñeras y abundantes racimos de drópolo ceremonioso, angustero procontra, filomasias fosforescentes, neonitas clísmicas, jopo trepanadizo, dendrianas versicolor, albalungas, locablinas, estorenas buccinantes y ¡fresas! Un verdadero alijo viviente. Sin embargo, opté por no lucrarme de inmediato. Primero, necesitaba averiguar su pasaporte nativo de enlace para poder explorar el registro de la trayectoria intranómica que GECOM —la Genius Company, vanguardia del Observatorio— inserta de serie como archivo de memoria auxiliar a todos los probetarios, esto es, a los nacidos de laboratorio, que actualmente componen la mayoría de la población, entre los cuales me incluyo dentro de la categoría Optimus, por lo que soy inmune al síndrome del palíndromo generacional que tantos errores de redundancia cíclica ha engendrado.

Su pasaporte de enlace había sido enmascarado con un blindaje a prueba de crackerotomías, un procedimiento demasiado costoso y sofisticado para ser invertido en un agoroi subordinado a las competencias asumidas por una vulgar banda criminal. Podía intuir en ello la firma de un teletutor, pero la lógica de la cuestión se me escapaba. Normalmente, los teletutores reciben una esmerada formación como agentes factoriales en las criptologias del Cónclave Cooperante, donde se les implanta el sesgo profiláctico de fidelidad en el transcurso de un rito de juramento que se celebra cuando sus conocimientos alcanzan el nivel deseado, ya que podrían representar una amenaza para los Constituyentes. Contemplando al agoroi, era difícil discernir si me había hecho con un botín o con un polvorín. Necesitaba tiempo para deliberar y lo que hice fue encapsularlo en un marsupio que ralentizaría sus constantes vitales. Si nadie lo encontraba, disponía de un margen de treinta y seis horas, treinta más de las que requería para inyectarme telepáticamente en un espuriano al que haría transducir el Zigurat de Branas. Antes de abordar tan infernal asunto y primera causa de mi ruptura con El Grupo, creo que procede auxiliar a mis obsoletos y bienintencionados lectores con alguna información sobre lo conceptuado aquí y ahora, tras el tabú profesional que encierra, en la expresión espuriano o, con otra exactitud, cronovector: cuando uno de nosotros debe trasladarse a una coordenada del pasado estable en el cumplimiento de los habituales programas de remodelación infinitesimal sesados por Scolopax, el modo de minimizar la masa crítica involucrada no es otro que proyectarse sobre un habitante ligado a la secuencia de hechos designada para poder provocar una acción a distancia. Satisfecha la misión en ese segmento de la historia, que puede ser breve o dilatarse durante días en función de las complicaciones surgidas, el sujeto sonda regresa a su presente y el sujeto hospedador, sin conciencia alguna de lo ocurrido, recupera, en el mejor de los casos, la acumulación de monotonías que toma por vida.

De haber posado para La carne de Blekotakra, el resultado hubiera sido un fibroma menos consistente.

14.1.12

CARICATURAS



La masa habla de lo trivial, los organizadores de la forma de conseguir que siga siendo masa.
Bernardino CABEZAS
Paradigma de las ciencias sociales

Las ideologías más peligrosas son aquellas que logran combinar la ambición de poder con una retórica amorosa de tintes filantrópicos, humanistas o redentores cuyas manchas difícilmente se borran del incauto que las recibe buscando la unción de la justicia. Amor y poder, que en puridad son mutuamente excluyentes, se abrazan hasta confundirse en el discurso cautivador de los más brillantes teóricos revolucionarios. Maniobras repelentes que facilitan razones por las que nunca he sufrido la tentación de ser comunista ni respeté a quienes como tales se atribuían cierto empacho de superioridad moral respecto a otras posturas menos absolutistas; siempre tuve olfato fino para detectar entre sus mejores pensadores y militantes el tufo recóndito de la traición. Ahora, los enemigos son otros: no hablan de amor al hombre ni de emancipación de los oprimidos, sino de sostenibilidad, equilibrio y eficiencia, que viene a ser el santo y seña trinitario de una especie de amor devaluado para encubrir al común su deseo hiperinflado de dominio en consonancia con el estilo especulativo de la nueva falsedad mundial que ellos llaman, insultantemente, orden.

Ilustración tomada del libro The Rocket Book de Peter Newell o, también, alegoría de mí mismo esta mañana.

RAMILLETE DE PARÁFRASIS

Dadme un prejuicio y moveré el mundo.
Gabriel GARCÍA MÁRQUEZ
Crónica de una muerte anunciada

Atesoro entre mis divertimentos más inofensivos el gusto por copiar frases muy manidas y alterarlas en un mínimo para que den el máximo de sí con giros de sentido que culebrean alrededor del hastiado que se avenga a cotejarlos, mientras cumplo un poco a lo tonto y un mucho a lo avieso mi proceso irregular de sanchificación al proseguir, en simpatía, su descalabrada forma de banalizar las supuestas agudezas como una confitada credencial a la vulgaridad menos convincente, aun por ello quizá más reveladora. De inmediato, os muestro algunas de estas parodias apodícticas distribuidas en dos bloques correspondientes a las versiones originales y a las mutantes. Puede que algunas os suenen porque las he utilizado en otros contextos.

Disculpad el rudimentario html de mi tabla como Picasso a Minotauro su ceguera:

ORGINALES MUTANTES
Hay gente tan sumamente pobre que sólo tiene dinero Hay gente tan sumamente rica que sólo tiene lo que da
La vida es rosa La vida es espinosa
Querer es poder Rehusar es poder
Verde que te quiero verde Vender que te quiero vender
Más vale un mal acuerdo que un buen juicio Más vale un mal aborto que un buen hijo
El roce hace el cariño El roce hace la herida
La unión hace la fuerza La unión hace la impunidad
De aquellos polvos, estos lodos De aquellos polvos, estas larvas
El tiempo lo cura todo El tiempo lo pudre todo
El amor es ciego El amor es visionario
En el país de los ciegos, el tuerto es el rey En el país de los ciegos, te arrancan los ojos
Agarrarse a un clavo ardiendo Agarrarse a un pañal caliente
Vive como piensas o acabarás pensando como vives Vive como piensas y acabarás pensando como mueres
Sólo se vive una vez Ni una vez se vive
Piensa mal y acertarás Siente bien y acertarás
La cara es el espejo del alma El culo es el espejo del alma
Mal de muchos consuelo de tontos Mal de tontos consuelo de muchos
A quien madruga, Dios le ayuda A quien madruga, nadie le ayuda
La esperanza es lo último que se pierde La vanidad es lo último que se pierde
Nunca es tarde si la dicha es buena Nunca es tarde si la chicha es buena
No le hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti No te hagas a ti mismo lo que no quieras que te hagan otros
Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo Yo soy yo y mi microbiota, y si no la salvo a ella no me salvo yo
Lo bueno, si breve, dos veces bueno Lo bueno, si estéril, dos veces bueno
¿Te quieres casar conmigo? ¿Te quieres cansar conmigo?
Ande yo caliente, ríase la gente Ande yo riente, fríase la gente
Plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo Plantar un libro, apadrinar un árbol y darse a luz
Mientras hay vida, hay esperanza Mientras hay vida, hay excremento
Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra Quien esté libre de cristianismo que arroje la primera cruz
El tiempo pone a cada uno en su sitio El tiempo pone a cada uno fuera de lugar
Dios los cría y ellos se juntan Dios los cría y ellos se joden
Tira la piedra y esconde la mano Muestra la mano y esconde la piedra
El tiempo es oro El oro es una pérdida de tiempo
Donde las dan, las toman Donde las toman, las devuelven
Quien juega con fuego se acaba quemando Quien juega con fuego se acaba apagando
Nada humano me es ajeno Nada inhumano me es ajeno
Ojos que no ven, corazón que no siente Ojos que no ven, corazón que se estrella
Una gota de tinta no tiñe el mar Gota que no tiña mar en tu pluma has de guardar
Sólo sé que no sé nada Sólo sé que no sé ser
Sé infiel y no mires con quien Sé fiel y no mires contra quien
Prohibido prohibir Obligatorio fingir
Dame pan y llámame tonto Dame votos y llámame chorizo
A Dios rogando y con el mazo dando Al pueblo rogando y con Dios robando
Cree el ladrón que todos son de su condición Cree el honrado que nadie iguala su condición
Mal rayo te parta Mal rabo te parta
No por mucho madrugar amanece más temprano No por mucho amanecer madrugo más temprano
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy No dejes para mañana lo que puedas descansar hoy
Y al séptimo día descansó Y al séptimo día reventó
Solamente aquel que es demasiado fuerte para perdonar una ofensa sabe amar Solamente aquel que es demasiado fuerte para amar a los hombres sabe despreciarlos
Todo es de provecho al sabio Nada le sirve al necio
La letra con sangre entra La letra con sexo entra
Sólo sabemos lo que vemos Sólo vemos lo que sabemos
Que los árboles no te impidan ver el bosque Que los bosques no te oculten el árbol
Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija Quien a buen árbol se arrima, mal se aleja de su sombra
De perdidos, al río De perdidos, al vino
Cuando el río suena, agua lleva Cuando el río suena, veneno abreva
A lo hecho, pecho A lo hecho, lecho
A palabras necias, oídos sordos A palabras sabias, oídos abiertos
La intención es lo que cuenta La intención es lo que se cuenta
Gente parada, malos pensamientos Gente en movimiento, nulos pensamientos
Al mal tiempo, buena cara A celda estrecha, grandes pensamientos
No sólo de pan vive el hombre No sólo de paz vive el hombre
Lobo es el hombre para el hombre Cordero es el hombre para la muerte
Juventud, divino tesoro Soledad, divino tesoro
El muerto al hoyo y el vivo al bollo El muerto al hoyo y el vivo al escollo
Una imagen vale más que mil palabras Una carcajada vale más que mil ideas
Todos los caminos conducen a Roma Todos los caminos conducen al Infierno
Los extremos se tocan Los extremos se matan
No te acostarás sin saber una cosa más No te acostarás sin llorar una cosa más
El hambre agudiza el ingenio La comodidad achata el ingenio
Quien tiene boca, se equivoca Quien tiene voto, bien remoto
Todo se pega, menos la hermosura Todo lo malo se pega, hasta la bondad
Obras son amores, que no buenas razones Erecciones son amores, que no buenas emociones
El sueño de la razón produce monstruos El desvelo de la razón produce bostezos
La fe mueve montañas La publicidad mueve montañas
La fe mueve montañas La fe muele montañas
La fe mueve montañas La fe promueve telarañas
Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo Dadme un mundo y os mostraré el vacío
Quien bien te quiere, te hará llorar Quien bien te lame, te hará querer
No hay mal que cien años dure No hay mal que cien años dure ni bien que madure
Agua que no has de beber, déjala correr Boca que no has de besar, déjala clamar
Aunque la mona se vista de seda, mona se queda Aunque el verdugo hable como un liberal, se expresa como un verdugo
La suerte de la fea, la guapa la desea La fe del ateo, el creyente la desea
La propiedad es un robo La igualdad es un robo
Más vale prevenir que curar Más vale un imprevisto que resentirse por prevenirlo
Más vale pájaro en mano que ciento volando Más vale semen en mano que vientre preñando
El medio es el mensaje El miedo es el mensaje
Quien canta, su mal espanta Quien escribe, su mal proscribe
Pan con pan, comida de tontos Pan o grano, comida de esclavos
A falta de pan, buenas son tortas A falta de epifanías, buenos son ovnis
La cabra siempre tira al monte El cabrón siempre tira al monte de Venus
Mi reino no es de este mundo Mi mundo no es de este reino
Llegué, vi, vencí Llegué, vi, me venció lo que aprendí
La banca siempre gana La desgana siempre gana
Nada en demasía Nada es demasiado
Conócete a ti mismo Desnácete a ti mismo
 
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