3.10.20

CONDENADOS AL MAÑANA

Gutiérrez Solana, Cabezas y caretas
Nuestras esperanzas de acabar con la rueda del eterno retorno son estériles incluso apretando el botón de game over. Cuando llego a la conclusión de que es el padre el que debe pedir perdón al hijo, empiezo inmediatamente a sospechar que el hijo debe perdonar al padre que lo es por imposición del Destino.
Kawaita FUNSUI
Las veladas del dolmen

Instituida por el Estado con toneladas de aplausos por parte de las inteligencias que, en oposición a las despiertas y naturales, hemos de considerar postizas, programables y felizmente amodorradas en un mayoritario consenso de indigencia mental, la Lotería Solidaria era un sorteo que cada semana extraía, de una lista engordada con desafectos a la normalidad, a un recluso que pasaba a disposición visiva para ser ajusticiado en «riguroso directo». A tal efecto el cadalso irradiaba el «corazón soberano» de un plató cuya funcionalidad y aspecto variaban según el método de ejecución elegido, mediante sufragio digital, entre los mil y un suplicios que abastecían la oferta de un catálogo conocido, a nivel coloquial, como El Sanitario. 

En un mundo donde el enemigo es ambiguo y la publicidad ha elevado a ciencia suprema la excomunión, cualquiera puede encarnar el mayor grado de animadversión colectiva, así que estimé favorable que «la ciudadanía» determinara que mi peregrinaje por el tiempo concluyera en una sesión de estrangulamiento y decapitación. Experimentada desde dentro, la ceremonia de finiquito fue una chapuza mayúscula: la guillotina cayó sobre mí cuando aún estaba consciente porque la anaconda discapacitada que dos verdugos formaron con sus manazas biónicas alrededor de mi cuello no supo culminar su cometido. 

Después de ser sometidos a un proceso de plastinación, los cadáveres de los condenados eran donados a una popular cadena de ropa que se había comprometido a «dar ejemplo» empleándolos como maniquíes en sus portentosos escaparates. Un asco de proporciones cósmicas, la insondable disconformidad con este desenlace de la materia, fue la razón de que el candil de mi ser quedase atrapado entre dos estratos de realidad, el de la existencia y el de la postexistencia, mas la ley, que había extendido su jurisdicción a los arcanos de ultratumba, había dictaminado que las almas en pena ocupasen sus antiguos cuerpos al término del horario comercial y recibiesen, en tan lóbrega condición, la visita reglamentaria de sus familiares. 

No puedo parangonar con ningún dolor trabado en vida la compunción de ver a mis padres acudir cada noche a la boutique donde se negaba, hasta nueva orden, paz y pudor a mis restos. Aparte de otras restricciones entre las muy puntillosas trampas que sólo un comité de sádicos podría haber promulgado a su taxativa satisfacción, mis parientes tenían prohibido, bajo amenaza de arresto mayor, el menor contacto físico con el espantajo al que intentaba en vano dotar de un aire humano, de una fisonomía tranquilizadora. Por si fuera poco escarnio, pesaba también sobre ellos la obligación de conversar conmigo sin poder obtener a cambio nada mejor que la locución seca y latosa de una máquina expendedora.

11.9.20

DEL ESPANTAHOMBRES A LA PSIQUEDEMIA

Kevin Peterson, Coallition

¿Quién podrá contar cuantos géneros de enfermedades combaten y afligen al hombre? ¿Cuán agudos son los dolores? ¿Cuán terribles los tormentos? ¿Cuán varias y cuán mal entendidas de los médicos son las dolencias que cada día se descubren de nuevo? ¿Cuán penosos son sus remedios y muchas veces mas tristes que las mismas dolencias? ¿Qué diré de la hambre y de la sed, y de los manjares amargos y desabridos? ¿Qué de los malos y pestilentes olores? ¿Qué de las palabras injuriosas y malas nuevas que oye? ¿Qué de lo que ve y no querría ver no viendo lo que querría? ¿Qué de las pasiones turbulentas y olas tempestuosas que anegan el corazón? El amor ciego, el odio cruel, la alegría loca, la tristeza sin fundamento, el temor vano, las esperanzas engañosas, la ira furiosa, los antojos desvariados, los deseos insaciables y sin fin, los castillos en el aire, las trazas desbaratadas de subir y crecer, la memoria de lo que nos queríamos olvidar y el olvido de lo que nos queríamos acordar. Y en los casados las sospechas falsas, los celos y disgustos, la ansia de tener hijos, si no los hay, y si los hay el trabajo de criarlos, el temor de perderlos, el dolor cuando se pierden si son buenos, y las continuas lágrimas, gemidos 
y sobresaltos cuando no lo son.
Pedro de RIBADENEIRA
Tratado de la tribulación

La verdad no ha hecho a nadie dichoso, pero nadie que haya tenido a dicha vivir en el engaño ha vivido de verdad. En virtud de verdades vedadas hasta el delirio por el seguidismo que denigra el menor conato de sensatez, a la que acusa de «negacionista», hoy estamos facultados para afirmar, con la seguridad de no equivocarnos, que nuestra sociedad no está mortal sino moralmente enferma, de otro modo cada medida que sus capataces sanitarios dictan no se traduciría en un atentado contra la ya de por sí rara gracia de vivir. Tal es, así funciona la presunta ciencia de los «expertos».

Quizá la alquimia inversa del progreso megatécnico no haya exhibido tanto cinismo en sus faenas de aprendiz de brujo como al velar rostros y alientos con la impostura del bozal higiénico, símbolo triunfal de la trombosis del discernimiento por mor de una infección doctrinal que ha declarado incompatibles con el dictamen oficial las aptitudes elevadas del espíritu. El tipo de mundo para el que la amalgama de soberbias entronadas e inercias lacayunas se entrena mediante evangelios profilácticos y ritos cibernéticos de posesión más parece hecho a remedo de una colonia de insectos, o de un tontódromo controlado por una versión obsoleta de Windows, que a partir de una sociedad compuesta por seres vertebrados y despiertos; un mundo lavado con lejía y chapado en bits que será el ambiente perfecto para destruir las experiencias valiosas que la existencia puede deparar. La disyuntiva se anuncia clara: o abrazamos a lo bestia esta invalidez teledirigida, o reconquistamos los atributos deturpados por la campaña terrorista lanzada contra la población civil por una entente donde caben en coordinado convoluto gobiernos de choque, magnates del desconcierto y organizaciones que nadie puede nombrar sin llenarse la boca de azufre, como esa de voracidad milenaria cuya sede está en Roma o aquella otra que alza su bastión de avolezas en Ginebra con la venia de Pekín.

Aykut Aydogdu, Reality

No hace bastantes semanas como para haberla olvidado frecuentaba yo la sospecha de que los miedócratas, en lo que parecía una emulación del modelo gansteril de caos seguido de mano di ferro, subían el volumen a sus arbitrariedades porque ambicionaban una revuelta social que excusara nuestro sometimiento indefinido a un régimen marcial pautado según las altas prestaciones de la tecnología, mas ahora salta a la vista que no es preciso apretar más el dogal a la patulea de parias que se prestan aquiescientes a satisfacer las últimas barbaridades exigidas, como la de enviar a sus hijos a centros de enseñanza transformados en campos de concentración. Aparte de extremar el trucaje alarmista de la realidad con el fin de multiplicar los consabidos lucros y prebendas que la red de mentiras públicas reportan a sus artífices, la innegable prioridad que esgrimen los gestores del desastre es pedagógica: nos educan a marchas forzadas para amoldarnos a una automatización subhumana o expirar. En consecuencia, lo que este golpe supranacional trata de conseguir por medio de tácticas de asedio y racionamiento sensorial es minar las mentalidades divergentes de suerte que el suicidio represente la única salida digna frente a la pseudovida que en adelante debemos aceptar como única, incuestionable y novadora normalidad. El legalismo ha suplantado así a la legitimidad, la propaganda al conocimiento, la paranoia a la familiaridad, la delación a la concordia, la sumisión a la soberanía, la represión al respeto, la cobardía a la entereza, la vigilancia a la intimidad, las telarañas virtuales al contacto real, la colonia penitenciaria a la vida social, la repugnancia a la cercanía, el maltrato al cuidado, la histeria a la serenidad, la hipocondría a la salud, el debilitamiento a la inmunidad, la asepsia a la naturaleza, la hipercapnia al aire fresco, la ruina a la solvencia, la competición por ver quién lleva el cencerro más estruendoso a la búsqueda de un entendimiento mutuo y, qué duda cabe, la cacería del fuera de serie ha comenzado…

Los cobiles callejeros son excelentes confesionarios

¿En qué piensan las personas conformistas? Pregunta baladí: pensar es un privilegio de criaturas atormentadas. A los groseros les cuesta entender que la adaptación a una sociedad profundamente enferma no es inocente, y que en ella son más frecuentes las situaciones insalubres donde nada resulta más deprimente que demorar entre desnortados la propia caducidad. De este asco en un vivir al minuendo de la atomización telemática —vivir por viver— no es responsable sólo ni en mayor grado quien lo padece; si se introduce en el análisis de su caso el cerco infernal que construyen los demás cuando la credulidad gregaria reemplaza al uso de la razón y la confianza básica colapsa por las presiones que recibe de la idiocia circundante, es imposible soslayar que la decisión de darse fin compromete a demasiados autores. En el acto por antonomasia de agresión contra uno mismo existen móviles que superan los propósitos del autocida, entre los cuales cumple indicar, y no desde luego como un antojo personal, la profusión de vejaciones y el menoscabo constante que la mayoría impone a los descarriados que no comparten las proporciones de su ineptitud.

La duda es el precio a pagar por la libertad espiritual. Nosotros, que somos escépticos por no haber interrumpido el trance de conocer, hemos problematizado siempre con más dedicación que cautela los equívocos que mantienen la ilusión de la normalidad a cambio del desdén, la censura y aun la ojeriza de nuestros coetáneos, estigmas que el mirlo blanco ha de arrostrar en un momento de la historia que arranca el hálito a los clarividentes, lapida objeciones al vuelo y no concede asilo a los anacoretas. De lo expuesto se infiere que quien no cuestiona las nociones instaladas por la policía cultural se adeuda en permanente apocamiento con las monstruosidades que acatarlas genera. Conscientes de que el cuento de nunca acabar vuelve con cada vida a empezar, no podemos ignorar el alto coste en sufrimientos prescindibles que supone avalar de consuno la repetición de los mismos errores, el mayor de ellos cebar la existencia con nuevas remesas de almas que prosigan la fatiga de prolongar las calamidades heredadas sin alterar el sistema de intereses más favorable a los custodios del matadero planetario. 

Lejos de replantear los fundamentos de las sociedades humanas sobre incentivos que animen a explorar estilos de vida más espléndidos y armoniosos, luego menos prolíficos, simplistas y autoritarios, somos empujados no hacia un orden configurado a tenor de principios y voluntades más amables, sino atrozmente estabulado. Programado en la retaguardia por ciertas camarillas poderosas, las primeras fases del reseteo cerebral han exhortado con notable éxito al doblegamiento incondicional a eventos de pánico hábilmente instrumentalizados. La obediencia que obtienen de los irreflexivos actúa como un condensador político que facilita un plus de energía a los centros de opinión donde se confecciona la narrativa hegemónica. Que la libertad, bien sin el cual los otros carecen de valor, sea menospreciada en beneficio de la servidumbre voluntaria, una de las más gravosas afecciones que aquejan a la estirpe humana, es una forma de secuestro que ningún gobernante hubiera podido perpetrar en ausencia de adherentes a su versión espuria de los acontecimientos. Con toda justicia se tiene a la clientela de la parroquia mediática por gente tan indigna de crédito y de mérito como los mercenarios que fabrican esos artefactos explosivos que llamamos noticias.

«Meses de aburrimiento salpicados de momentos de terror extremo»

«Algunos ni siquiera viven por temor a morir», apostilló Roa Bastos, y algunos serían, en efecto, si el adiestramiento en la homogeneidad no los hubiera vuelto tan excesivos en número como nocivos para la autenticidad. Carente de rayos laserinos en la mirada que palíen el desmadre ocasionado por el tropel de malsines que ni viven ni dejan, trinchera y consuelo busco en la emboscadura contra el avance del ultraje. El enclave más alejado de la colectividad es el más próximo a la sanación del alma, y por mucho que el cuerpo se haya acostumbrado a cohabitar en las comodidades modernas, el reino interior sigue necesitando espacios silvestres donde exuberar. Alejado, pues, del paisanaje ha de estar quien sabe que nuestra cura radica en la Muerte; mientras esta meta de la existencia se aplace, todo esfuerzo por contemporizar con el devenir y hacer enmienda de las apariencias cuenta como un apaño más o menos voluble, no pasa de ser una chapuza ontológica. 

Si el retiro —quiérome ahí— enciende la lámpara de la resistencia intrínseca, ¿adónde van las vocaciones eremíticas en una época rendida a la obsesión por el rendimiento productivo, subyugada por el chantaje epidemiológico y mutiladora, por fundamentalismo inclusivo, de las alternativas que no encajan en los proyectos de una agenda que no por global cesa sus hostilidades contra la mera posibilidad de una excedencia contemplativa, sea esta concebida como el impulso fugitivo de abandonar las cárceles urbanas, como ordenada evasión en el marco de una disciplina monástica o como recogimiento psiconáutico en los continentes relegados del alma? Esas vocaciones van, una de dos, hacia el trastorno anímico que más pronto que tarde acaba siendo capturado por la red de zoológicos psiquiátricos, o a un reventón de autotisis tras algún que otro intento frustrado de rehabilitar el pneuma, de reconstruir el puente epifánico que conecta la subjetividad con el territorio mirífico, permeable a la participación metafísica en el cosmos, de la sacralidad erradicada casi por completo en estos tiempos cerrados a cualquier expansión que difiera de la económica. Hay quien podría sugerir una tercera vía, la que estrella su añoranza de beatitud asumiendo la épica del kamikaze, que además de ser un espasmo inútil de facticidad omito detallar por no incurrir en fantasías delictivas. Ojalá pudiera yo dar fe, como Euquerio de Lyon, de que «el mismo lugar que es desierto para el cuerpo, es paraíso para el alma»; desfallecido, encuentro cada día más motivos para cantar, como Roberto Iniesta, que «el cielo nunca ha estado tan arriba». Aunque el pretexto pestífero remitiera mañana, la impronta del experimento social se ha consumado y prevalecerá durante años de oscurecimiento que me opongo a ilustrar con mi triste figura. 

Llegados a este vórtice de exasperaciones, mi grito de guerra, el kiai que saco a despecho de mi ironía es psiquedemia, la incitación a un realmamiento capaz de volver respirable esta angostura terrestre que más que girar sobre su eje parece retorcerse alrededor de su enajenación, privativa de un mundo que rota roto en su derrota.

Detengo aquí ayuso la efusión de mis aporías. Las firma, por lo presente, un hombre mortalmente herido de ser, gravemente alumbrado de tribulación e incurablemente lastimado por la carga de un estar que lo aplasta. No en balde, Kafka escribió que «uno aprende sin piedad».

No hay verdades bondadosas. Tampoco esta lo es.

24.8.20

UN ATAÚD CON VISTAS

Annie Swynnerton, The Sense of Sight
Desde el secreto, en el secreto y para el secreto

EXORDIO DE AJENOS FULGORES

Aunque acampe contra mí un ejército, no temerá mi corazón. Aunque se alzare en guerra contra mí, aun entonces estaré tranquilo.
Salmos 27, 3

Hemos caído tan bajo que la reformulación de lo obvio es la primera obligación de un hombre inteligente.
George ORWELL
Ensayos

Lo que hay que intentar representar claramente es la libertad perfecta, no con la esperanza de alcanzarla, sino con la esperanza de alcanzar una libertad menos imperfecta que la de nuestra condición actual, ya que lo mejor sólo es concebible por lo perfecto; sólo puede dirigirse hacia un ideal. 
Simone WEIL
Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social

Quedémonos bien tranquilos en cuanto a los supuestos peligros que esta apostasía nos haría correr al deshechizarnos de la economía. No le debemos nada. Estamos en el mundo para nosotros, y no para ella, que pretende vendernos cada día nuestra propia vida. Estaríamos locos si nos avergonzásemos.
Baudouin de BODINAT
La vida en la Tierra

De todos los papeles posibles, el individuo contemporáneo tiende a retener uno solo: el del bebé quejumbroso, calamitoso y gruñón. Pero no se juega al niño llorón impunemente. Hay que pagar un precio por la representación del maltratado, y ese precio es la disminución de la vitalidad, la extenuación de nuestras fuerzas, el regreso al estado de indigencia voluntaria. Y hoy en día se produce efectivamente en Occidente un nuevo modelo humano, mezquino, canijo, y que se define por el consentimiento a su debilidad, la afición a renegar de sí mismo, a retirarse de la vida.
Pascal BRUCKNER
La tentación de la inocencia

La historia debe ser juzgada en relación a si tiene o no sentido. «Tener sentido» debe ser entendido aquí según su significado más directo: reavivar los sentidos. Una historia tiene sentido cuando despierta de su letargo a los sentidos, cuando es capaz de abrir los ojos y los oídos a su verdadero entorno, cuando logra devolver al paladar los sabores reales del aire, cuando consigue que la piel se estremezca con un escalofrío de reconocimiento.
David ABRAM
La magia de los sentidos 
 
Una prensa cínica, mercenaria, demagógica y corrupta, con el tiempo formará un público tan vil como ella misma.
Joseph PULITZER
Sobre el periodismo

No debemos ser eco de voces ajenas, sino articulación inteligente de rumores ancestrales. 
Nicolás GÓMEZ DÁVILA 
Sucesivos escolios a un texto implícito

En los documentos nunca hay hijos de puta. Y Dios sabe que son incontables.
Max AUB
Campo de los almendros

Para conseguir que un esclavo esté contento, hay que conseguir que no piense. Es necesario oscurecer su visión moral y mental, y en la medida de lo posible, aniquilar el poder de la razón. No ha de ser capaz de detectar incongruencias en la esclavitud; hay que hacerle creer que la esclavitud es justa; y sólo puede llegar a esa conclusión cuando deja de ser hombre.
Frederick DOUGLASS
Narración de la vida de un esclavo americano escrita por él mismo

Sobre la arena o sobre el agua, ambas infinitas, el juego del poder es el mismo. Forma una apariencia. Su fuerza nunca sería real sin nuestra debilidad. 
Manuel VICENT
Balada de Caín

Si los hombres pudieran perfeccionarse, sería una gran tristeza pensar que no lo hacen. Pero el pensar que no pueden mejorarse inspira, por lo menos, una indulgencia infinita. Indulgencia, por supuesto, que yo no llego a sentir, pues carezco naturalmente de ella y no puedo cambiar a ese respecto. 
Georges DUHAMEL
Diario de un aspirante a santo

No hay mayor infeliz que quien no percibe su propia infelicidad.
Erasmo de RÓTERDAM
Lamento de la paz

Los tiempos difíciles crean hombres fuertes, los hombres fuertes crean buenos tiempos, los buenos tiempos crean hombres débiles, los hombres débiles crean tiempos difíciles.
Adagio anónimo (atribuido por error al novelista Geoffrey Hopf)

El mundo es malo de por sí, y esta nuestra tierra de España tan sembrada y rodeada está de males, que no puede vivir en ella quien no se deje poner trabas en manos y pies, dogales en el pescuezo, que al modo de cordeles son las tantísimas leyes con que nos aprieta el maldito Gobierno, y lazos los arbitrios en que nos cogen para comernos tantos sayones que llamamos jefe político, alcalde, obispo, escribano, procurador síndico, repartidor de derramas, cura párroco, fiel de fechos, guardia civil, ejecutor y toda la taifa que mangonea por arriba y por abajo, sin que uno se pueda zafar.
Benito PÉREZ GALDÓS
Narváez

Históricamente, crear y mantener la dependencia mediante el mecanismo de la deuda siempre ha sido un aspecto central tanto de la producción de las personas como de la consti­tución de la relación política. Dichas relaciones son primordiales para determinar el valor de las personas y juzgar su utilidad. Cuando su valor y su utilidad no son demostrados, pueden verse re­levadas al estatus de esclavos, peones o clientes.
Achille MBEMBE
Necropolítica

El dolor es la verdad, todo lo demás está sujeto a duda. 
John Maxwell COETZEE
Esperando a los bárbaros

Limpio iré a ti,
como la piedra del arroyo,
lavado en el torrente de mi llanto.
Juan Ramón JIMÉNEZ
Eternidades

PRIMER GOLPE DE VISIÓN: CONSANGUINIDAD CON DIOSES Y DIABLOS

1

La verdad está siempre en busca y captura.

2

A las verdades les crecen verdugos en no menor proporción que a las falacias patrocinadores. 

3

Las verdades son tanteos que la inteligencia emprende contra el cerco de ilusiones que el vulgo acepta como única realidad.

4

Mírese la libertad como se debe y se verá que su indebido uso es no usarla.

5

Cuanto más hueca está la mente, más resuena en ella la interferencia de la actualidad.

6

No importa la meta, importa el rumbo. 

7

Mientras que reaccionarios y revolucionarios leen el mundo con ojos de corrector, los radicales sabemos que la errata es el mundo.

8

Nadie sabe a punto fijo cuál es el aforo máximo de la Tierra, pero nadie que abomine de una vida insectoide ignora que se sobrepasó hace muchas generaciones.

9

Saber vivir es dejar morir los motivos que anudan lo que somos a lo que no necesitamos.

10

Cada innovación tecnológica parece diseñada con el propósito expreso de escarnecer al sensible, perturbar al despierto y noquear aún más al atrofiado.

11

La enemistad de muchos es cosecha segura de quien no cultiva sus sandeces.

12

Fosforecer en la intimidad es la forma de florecer que tiene el alma obligada a disimularse en un entorno hostil a sus potencias.

13

Lo último que descubre el individuo que se aventura más allá de la caverna es que ya está de regreso a ella. 

14

La libertad vuelve terriblemente pueril a quien la teme.

15

Si la Muerte no es otra ilusión, nuestra victoria es segura.

16

Si «la religión es el opio de los pueblos», el trabajo es su metadona.

17

Todo pensamiento valioso comienza por el enfoque de esta aflicción: ¿cómo, ante la vida que arrecia, no elegiría yo si pudiera el retorno al santuario de la nada preuterina?

18

Mires donde mires, el horizonte estará siempre a la altura de tus ojos.

19

Tan disparatado es consentir que las «autoridades sanitarias» hayan decidido asfixiarnos en defensa de la salud como abogar por la protección de la infancia violando niños.

20

Pelear por la claridad mental es un deber que el lúcido asume sabiendo que perderá.

21

Tentación lógica de un espíritu escarmentado es pedirle a una pandemia que en verdad lo sea. 

22

Los pueblos que no espabilan por sí solos imploran una catástrofe que los saque del sopor.

23

Nada como el éxito de una causa para conocer la calidad de sus promotores.

24

El mejor país del mundo no está, naturalmente, en el mundo.

25

El progreso que no empieza por uno, termina con uno.

26

Al enfermo de miedo hasta la tortura le parece medicinal.

27

Sólo un aquejado de esclavitud cree posible estar sano sin libertad. 

28

La sociedad que entra en decadencia se comporta como un virus que ataca a los que no propagan sus síntomas.

29

Quien no se atreve a reprobar injusticias se hace acreedor a padecerlas.

30

El individuo tiene derechos que el pueblo ignora hasta que tropieza con ellos; a partir de entonces, los pisotea.

31

El vaso de la realidad nunca ha estado medio lleno ni medio vacío, sino roto.

32

¿Quién no querría apagar su vida de un soplido cuando la llama de cada aniversario se resiste a dejar de estar en vela?

33

Desde hace varias generaciones las sirenas sólo cantan en las fábricas.

34

Aprender del desencanto es detectar la tragedia colectiva en lo que parecían trastornos particulares. 

35

Conviene a la inteligencia compulsarse con autores de otras épocas a fin de estar entrenada contra los lugares comunes de su tiempo.

36

A semejanza de una selva virgen, la salvación de la verdad depende de que nadie llegue a conocerla por completo. 

37

Donde empieza la humanidad, termina el hombre. La hombría no radica en ser humano, sino en ser íntegro a pesar de esa condición.

38

Para que la sociedad engendre a un gran canalla es necesario que miles de invertebrados se pongan de acuerdo en seguirlo.

39

Nos gobierna el crimen organizado con el beneplácito de los que abdican de su soberanía dando un voto de obediencia a alguno de los escuadrones de gánsteres que integran la mafia parlamentaria.

40

Causas perdidas serán siempre las que no sepan ofrecer a los activistas pretextos para ejercitar sus peores vicios.

41

Cuanto más lógicos parezcan los hechos, con tanto más énfasis hemos de dudar de su realidad.

42

La celebridad no mejora sino las posibilidades de envilecimiento.

43

La imbecilidad de los aplausos tiene la virtud de resaltar la impostura de quien los recibe.

44

El circo más reprobable es el que se toma en serio a sí mismo.

45

La auténtica fuerza no aplasta al que está debajo, sirve de báculo al que renquea.

46

No pocos desean entregar su libertad con tal de que el vecino la pierda. 

47

La revelación es una experiencia donde se abre un campo ilimitado para el entendimiento y ninguno para el dogma.

48

En el escaparate del progreso sólo hay sitio para lo último, no para lo mejor.

49

No hay error más bochornoso imputable al simio civilizado que el regodeo con que se profana a sí mismo.

50

Individualidad no es la forma singular de humanidad, sino de divinidad.

51

No detengas la mirada en tus congéneres, traspásalos con tu visión.

52

Que nada consuele a nivel humano no empece para que apreciemos en toda su amplitud el valor de una acción hermosa, la delicadeza de una omisión benévola y la pertinencia de una inspiración salvaje.

Comodín distópico promovido por Event 201 y retratado por David S. Goodsell.

SEGUNDO GOLPE DE VISIÓN: CORONA DE ESCARMIENTOS

53

No desconcertarse ante un mundo desconcertante es estar de parte del desconcierto. 

54

La inteligencia humana florece en los medios y se marchita en los fines.

55

La medida de la vida es una comedida confianza en sí mismo. 

56

No hay quien a fondo se conozca y tenga buena opinión de sí. 

57

Aun siendo el último árbol en caer, un espíritu despierto contiene todo el bosque.

58

Apostar por el futuro es el modo más vetusto de arruinar el presente.

59

Pocas actitudes debilitan tanto el valor de una virtud como la necesidad de justificarla.

60

El tiempo mejor consumido es el que se dedica a no hacer lo que hacen los demás para gastarlo.

61

Asombremos a los demás por el lugar que rehusamos tener entre ellos.

62

Se requiere actitud de epidemiólogo y estómago de limpiador para adaptarse a los coetáneos sin diñarla de asco. 

63

Sin aptitud para contemplar nuestras propias emociones como personajes que se desarrollan dentro de una tragedia, seríamos una farsa andante.

64

El educado para servir no sirve para vivir.

65

A quien mucho teme, mucho le incita a ser temible contra aquellos que no comparten su cobardía.

66

Cuando el miedo entra por la pantalla, la libertad salta por la ventana.

67

Quien no cuestiona las órdenes recibidas, merece que le manden aniquilar a sus seres queridos.

68

No hay victoria si con ella se pierde la nobleza. Más brilla una derrota digna que un triunfo vil.

69

No es más perverso el malo por ser incorregible cuanto por ser pueril.

70

Hombre decente siempre será aquel que dude en todo de serlo. 

71

El mayor exceso del engreído, la arrogancia, es necesariamente el mayor defecto del que flojea si no rebaja a los demás.

72

Por los guiños de caridad que el destino nos hace seguimos probando suerte en la ruleta rusa de cada día.

73

Desconfía de quien perfume sus ofrendas con publicidad.

74

Crearse un prestigio ante los demás ha sido siempre menos arduo que justificarlo.

75

Con la grandeza crecen también los defectos que proyecta.

76

Si fijas tu precio en el aprecio, pecio serás antes que recio.

77

Líbrenos el desengaño de aspirar a todo lo que de todos no nos desunza.

78

El desasimiento que uno destila de las experiencias más amargas es cuanto puede perdonar a la existencia que no pidió.

79

La mayor fealdad del dogmático es la facilidad con que se toma en serio a sí mismo.

80

De poco vale sobrevivir si se sucumbe a la supervivencia.

81

Toda síntesis veraz del problema humano le parece insípida a quien no ha recorrido el laberinto de experiencias que la precedió.

82

No hay justicia sin venganza, pero la más justa venganza es la que justamente nos concedemos el derecho de no infligir.

83

Ningún temor parece minúsculo al minúsculo.

84

Porque todo cuenta, no todo vale.

85

El estado en que la humanidad quede a tu muerte hablará también del estado en que la encontraste.

86

Imposible actuar si se piensa que somos polvo e imposible pensar si se actúa como si no lo fuéramos.

87

La huesa no debe llenar el horizonte de nuestros pensamientos, sino aligerar con alas nuestros pies.

88

Ocupar el momento o estar ocupado a cada momento, tal parece ser la disyuntiva entre ser o tan sólo parecerlo.

89

Somos lo que a despecho de nuestro empacho guardamos dentro de nosotros.

90

El arma extiende su purulencia en el alma que la empuña.

91

El cínico necesita ufanarse de sus faltas para no sentir lo que le falta.

92

El perdón es un agravio para el enemigo incapaz de clemencia. 

93

La indulgencia en demasía es gravosa para todos: ofende al ofendido que espera justicia y al ofensor que ve disminuida la importancia de sus actos.

94

Nunca faltarán mendicantes de notoriedad que se atribuyan los crímenes de otros con tal de adquirir envergadura por acciones que no podrían ejecutar por sí mismos.

95

Sudario es la piel para el aliento amortajado de tiempo que entre pecho y espalda trajina por «ganarse la vida».

96

Ninguna causa que triunfe es digna de confianza.

97

Una rosa puede perfumar una estancia, pero no una urbe. Una risa puede asimismo infundir alegría al rostro cómplice que la contempla, pero no a la multitud de resentidos que la censuran. 

98

Dar entidad a los pensamientos y con ellos forma y lustre a la vivencia, poco más podemos hacer por enmendar lo incorregible.

99

Ser veraz sin provocar hostilidades es convicción falaz.

100

Cuanto más utilitaria es la verdad, más mixtificaciones oculta.

101

La amistad llega siempre a quien sabe ser amigo de sí mismo.

102

El poder de su influencia da tantas ocasiones de corrupción al vil como de virtud al noble.

103

Quien conoce el corazón humano sabe en qué se convertiría el suyo si de sus ventrículos no manara alivio a los indefensos, aunque él mismo lo sea.

104

La proyección social pertenece a los vicios, no a las virtudes del talento.

105

La moral entendida como una deuda permanente con los otros merece ser saldada con una duda a perpetuidad.

106

La filantropía procura a quien la practica una clase de satisfacción que sería más beneficiosa si no se llevara a efecto.

107

La inteligencia ha de custodiar las calenturas del raciocinio con impasibilidad polar.

108

El autoexilio, en su calidad de forzoso retiro al reino interior, no duele por cuanto tiene de alejamiento de la vida social, duele por no darse jamás en las condiciones propicias para sentirse por completo liberado del trato con los demás.

109

El fracaso no es la disculpa del éxito, sino su consecuencia.

110

Humillarse ante alguien que uno desprecia sólo es otro de los prodigiosos caminos que el orgullo inventa.

111

Demos gracias al obstáculo que nos obliga a elevarnos sobre el tapiz de las circunstancias. No es en el simulacro de la vida pacífica, sino en la vorágine de la tormenta, donde uno pone a prueba su temple.

112

Lo único que puede conciliar una idea moral con la realidad es su belleza.

113

La cortesía bien concebida consiste en ser franco con el inteligente y opaco con el memo.

114

Tan necesario como vivir con sentido es que este no se resienta por el que otros siguen.

115

Ningún fin moral es plausible si elude atenerse al principio elemental de no dejar tras de sí más estropicio del que encuentra.

116

Para Sócrates, según nos enseña el Fedro de Platón, la razón es el auriga del alma. Para el pensamiento humanista, accidentado en su propia sinécdoque, no hay más carro que el piloto.

117

Así como la marca de la baratija es su imposibilidad de envejecer, la obsolescencia precoz es el sino de la persona seriada.

118

Si por una suerte de encantamiento pudiésemos ver reunidos los animales inocentes que han sucumbido a nuestras voracidades, tendríamos que estar más muertos que vivos para no sentir la arcada del alma queriendo escapar del cepo de nuestras células.

119

No desear las ridículas felicidades permitidas es renunciar a encontrarse cómodo entre falsedades. 

120

Querer ser feliz a cualquier precio es la más segura forma de adquirir la titularidad de no serlo.

121

No buscar la aprobación ajena es hallar lo que nadie puede quitar.

122

Lo más aberrante para un desengañado no es el mal, sino la estupidez de los que esperan bien del mal.

123

Flaquezas ayer vergonzosas hoy se exhiben con insolencia pendenciera. La actitud cambia, el complejo permanece.

124

Nada es tan chabacano en este siglo de petulancias que creerse único.

125

Pocas verdades aplacan más nuestros deseos carnales que conocer la calaña que los alienta.

126

Qué acertada serendipia brinda la lengua inglesa al pronunciar yo con un ay.

127

Piense uno en que se ha equivocado cuando los demás se empeñan en darle la razón.

128

Mal puede haber discernimiento sin detenimiento. Lo que no vegeta, no echa raíces. 

129

No hurgues en el panal si no te gusta el veneno.


TERCER GOLPE DE VISIÓN: ANFITRIONES DE ALMA

130

Tal vez la creación posea un sentido general, mas captarlo sólo es competencia de la singularidad. 

131

Aceptar los hechos nos vuelve cómplices de Dios, no del mundo, mientras preservamos la bondad de no aprobarlos. 

132

La relación del alma con el tiempo puede prestarse a galanteos, pero nunca a un casamiento.

133

Todo el que no crea en el alma universal puede aún tener la pulcritud de no creer en nada.

134

La fe denota falsedad cuando se vive como solución, no como incógnita. 

135

Descubrirse inventado es hallazgo de Dios. 

136

¿Cómo contagiar el alma si hoy su luz ni siquiera goza de evidencia para la mayoría de los que han de tornar a su fuente?

137

La realidad empírica evoluciona según la inventiva humana; lo que la mayoría de los humanos ignora es que su condición varía según el poder de una imaginación que no es obra suya.

138

El Liber Mundi lo escribe el alma con tinta de subjetividad. 

139

Indíquenme una posesión más valiosa que la de una visión inteligente de las cosas y escupiré sobre mis ojos. 

140

Que las visiones del mundo muten con la historia nos recuerda que la mutabilidad también es producto de una de esas visiones.

141

Nada es trivial para el que sabe mirar, pero por cada reflejo fiel mil puntos ciegos marcan la pauta. 

142

No añadir clavos a la cruz donde agoniza el alma habría de ser requisito de respetabilidad personal.

143

El azar es de provecho al juicioso que intuye que su suerte está echada.

144

El pasado es el substrato que nos sostiene, el futuro el horizonte que nos enmarca, el presente el instante paradójico que los recorre y la Muerte el acceso a la simultaneidad que engloba todas las dimensiones.

145

Los silencios son miniaturas de eternidad.

146

El infinito es infinitivo, la eternidad sustantiva.

147

El presente es tan hijo del pasado como del futuro. 

148

El fin es obra del principio, pero aprehenderlo es obra del fin. En la estela de lo que fuimos vivimos mientras seguimos sin recordar que hemos muerto.

149

Quien sabe que no debe nada a la vida firma el armisticio con la Muerte.

150

Lo perceptible sólo es la exuvia de lo ignoto.

151

No es posible pensar cristianamente en Dios sin blasfemar.

152

Toda respuesta inteligente amplía el interrogante.

153

La respuesta a los problemas inherentes a la naturaleza humana acaece en un nivel distinto de donde se plantean.

154

Despertar es darse cuenta de la pesadilla en la que ya no es agible vivir.

155

El yo es un puño cerrado, el éxtasis una mano abierta, la Muerte un abrazo perfecto. 

156

Hablar de «ego verdadero» o «yo superior» en alusión a la experiencia unitiva con la fuente primordial, alma universal o divinidad (predicados del mismo sujeto inaprehensible e interconectivo), es un residuo procedente de perspectivas más limitadas. La despersonalización que precede al éxtasis ocasiona una muerte del yo como una carga que estalla en contacto con la esencia numinosa que lo fulmina.

157

Proveernos de un arsenal de sentidos que nos guíen por el campo expandido donde conviven el primer y el último homínido, no más podemos aventurar la mente sin enloquecer.

158

Creer no basta para tener fe, se precisa dudar de todo hasta dejar desnudo el corazón ante el misterio central. La duda y la fe, como nudo y desenlace de un mismo proceso, no son fuerzas antagónicas sino complementarias en su lucha contra la falsificación de la experiencia.

159

Existen tesoros encapsulados en la más severa cotidianidad, al alcance de quien es capaz de indagar lo inefable sin salir de sí mismo. 

160

Dios bendice con fortaleza a quien no quiere amos ni siervos.

161

En los últimos meses se ha detectado un descenso insólito en la actividad solar. Tal vez nuestra estrella se ha cansado de alumbrar memeces, o quizá el Artificiero le ha bajado la intensidad a sabiendas de que los zombis heredarán la Tierra.

162

La funcionalidad que la cibernética proporciona avanza pareja a las áreas del cerebro que desactiva. 

163

Ya quisieran nuestros reductores telemáticos que fuésemos solo descendientes de antropoides. El ser humano es preternaturalmente divino y naturalmente demoníaco, condición irregular pero intermedia que nos convierte en pontífices donde se imbrican el mundo suprasensible y el inframundo.

164

Si se demostrara que el cosmos es la secuela de un accidente descomunal, habría que ser muy descalabrado para poder soportarlo.

165

Sin el conocimiento de lo sutil, lo útil corre como sombra detrás de lo inútil.

166

Hay luces pasajeras que evocan, no obstante, sacras claridades. Como la del espíritu que siente todo el peso del universo sobre su cráneo y nada bajo sus pies.

El mismo hombre antes y después de la guerra que puso el alma del mundo a merced de los titanes. 

CUARTO GOLPE DE VISIÓN: CANTES DIGNOS DE GESTA

167

Cuando la adhesión a un régimen político se mide por el nivel de hipoxia, tiempo es de vendimiar crismas de tiranos. 

168

La imaginación nos permite visualizar de forma realista las quimeras que otros balan como verdades. 

169

Cuando una doctrina se niega a ser cuestionada en alguna de sus partes, lo cuestionable es la totalidad de la doctrina. 

170

La verdad solo necesita hechos que la ilustren; el error, en cambio, necesita protegerse de los hechos por medio de constantes falsedades.

171

La perfección es una idea tan accesible que hasta un vulgar golpista fantasea con ella.

172

Pensar que la libertad satisface a la humanidad es atribuirle un mérito que sólo pertenece los  anómalos.

173

Los totalitarismos del siglo XX infectaron de propaganda las democracias del XXI, que con su habitual desfachatez ni siquiera han tenido la gratitud de reconocer lo bien que les sienta esa patología. 

174

El muro de las noticias oculta la realidad con espejismos que los adictos a la programación supresiva no se cansan de repetir, tal vez para terminar de convencerse a sí mismos de lo increíble que sería que los crédulos se contaran por millones…

175

Fabulación y letargo, causa y efecto de un mismo experimento social. Al pueblo hay que suministrarle la ilusión de participar, aunque sea en un desastre, a fin de que no dude del valor político que nunca ha tenido.

176

No es menester ser diplomado para saber que justo es desobedecer cuando manda la injusticia, pero es imposible llegar a semejante conclusión sin una partícula de dignidad que lata al otro lado del esternón.

177

El bobo sólo conoce la verdad cuando la padece, el militante ni eso. 

178

Quien acepta de buen grado ser conducido al laboratorio del miedo hallará siempre el acceso a un estrato superior de su pesadilla.

179

Ser transportado a la cloaca de la historia no es lo más duro; lo peor es tener que aguantar durante el trayecto la saloma mediática de las marionetas que, en virtud de una anticuada deferencia, seguimos tratando como si fueran personas.

180

Donde fallan los principios, reina la estadística. Donde la estadística reina, los realistas son perseguidos por principio.

181

Amputados los últimos restos de libertad, la vida se arrastra con toda seguridad.

182

El humano actual es tan libre que hasta se le permite cambiar de sexo con tal de que no cambie su forma de pensar.

183

Dondequiera que se hable de «orden social», se confita la cruda convergencia entre el anhelo de envilecer que anima al déspota y el deseo de ser envilecido que adhiere al servil.

184

La «opinión pública» no atiende a razones, sino al que mejor engaña a los corazones.

185

La normalidad puede ser explicada como un holograma óptico: este posee la propiedad de distribuir en cada parte la información del conjunto que lo contiene, aquella inocula en cada ciudadano el germen de un sistema social.

186

No hay más opresiva forma de coerción que la ejercida por la conjura de los dóciles contra quienes objetan al acatamiento de tropelías ser y estar de parte de su «implementación», palabra corsaria en la agenda del miedócrata. Si el servilismo fuera una postura inofensiva podríamos apiadarnos de sus adeptos, pero su actitud se cuenta entre las debilidades más insalubres que puede padecer una época. El servil trae siempre en boca alguna excusa solemne con apariencia de licitud moral (cuales son las obligaciones laborales y sanitarias) para señalar como enemigos públicos a los detractores de la uniformidad donde corre a refugiarse de la responsabilidad individual que exige la libertad.

187

El efecto de la verdad es inocuo en la mente higienizada, por eso cuanto más eficiente es una tiranía menos necesidad tiene de censura. Enfrentarse al sistema o escapar de él no son opciones concebibles para el sujeto automatizado de la Era Agéntica toda vez que su sentido de la realidad es producto de la ingeniería psicosocial encargada de su adoctrinamiento.

188

El capitel de la columna vertebral es la conciencia capaz de sublevarse.

189

Un pueblo libre no paga impuestos. Los tributos son exacciones y estas han de entenderse como una onerosa marca de conquista.

190

Entre los bienes obtenidos con expolio nunca estará el descargo moral que persiguen sus beneficiarios.

191

El principal motor de la economía es la codicia, pero su mecánica depende de la envidia y su combustible no es otro que la deuda.

192

Entre las técnicas de la tiranía está la tiranía de los técnicos. Cambia el orden de los factores, pero la masacre es la misma. 

193

El absolutismo del experto tiene su simetría en el fanatismo de la plebe.

194

Apelar a la ciencia para justificar una decisión política subraya la insuficiencia intelectual de quien la toma.

195

No ver en la sumisión al tirano sino el cumplimiento del deber demuestra que la complicidad, en su figura de colaboración necesaria, goza de una salud en democracia que cabe tildar de morbosa.

196

Respetar la libertad individual, no hay otro modo de garantizar la inmunidad de grupo contra los horrores generados por una epidemia de sumisión.

197

Salvo que la organización del establo nos domine por completo, no es posible amar la sociedad. 

198

Si eres un buen apéndice del sistema, en el sistema encontrarás cuanto necesitas porque tu misión no es otra que satisfacer sus necesidades mientras crees que satisfaces las tuyas.

199

La cautividad selecciona humanos a su medida, que no son sino aquellos que se ajustan a la figura de un dueño.

200

No se vive impunemente con normalidad; ser normal implica la barbarie de haber extinguido tantas facultades como pueda suplantar la domesticación.

201

¿Cuántos suicidios por depresión nerviosa no causa la violencia en sordina de la presión social? Puesto que entre adocenados no hay quien pueda vivir en su sano juicio, se infiere que la ofuscación gregaria asesina.

202

Hoy el esclavo no reclama libertad para sí, la quiere para entregarse a otros amos. Libertad, otrora inseparable de la dignidad, que el votante promedio siente como un lastre que no vacila en soltar al menor reclamo.

203

La democracia es el clima social donde la máxima ambición tiene siempre a su alcance los frutos que menos merece.

204

Concluir que la democracia es la menos mala de las formas de gobierno supone tener en pésima estima a los gobernados y en demasiado crédito a los embaucadores.

205

La democracia como fin es el fin de la democracia.

206

Por cada bien que el progreso aporta, otros mil son saqueados.

207

El poder de la técnica extermina lo que toca para resucitarlo a voluntad en el paraíso postizo de la publicidad.

208

Cuanto más liberadora se anuncia una novedad, mayor sometimiento nos reservan los cambios que introduce.

209

Las prestaciones tecnológicas interesan en especial al que sólo quiere de la vida insignificancias.

210

Si la honra y prez de la civilización ha de conceptuarse por sus logros materiales, tomemos como referencia obligada la profusión de sus vertederos de personas (hay quien los llama ciudades).

211

La mayoría no se define tanto por su fuerza numérica como por el afán de consagrarse a ocupaciones que sólo una selecta minoría sabe despreciar.

212

Con el debido repudio de ambas, entre dictadura y democracia no hay diferencia de fondo sino de puesta en escena. Podríamos semejar esta relación con las sombras chinescas que proyectan los movimientos de unas manos teatrales.

213

Ningún partido político debería exhibir otras siglas que las del mayor corrupto que salió de sus listas.

214

Poco importa cuál sea la forma en que cristalice la democracia una vez que la normalidad ha caído rehén del mayor número de estúpidos.

215

A mayor número de electores, menor es la distancia que los separa del timo.

216

El consenso es en política una suma que de dos más dos obtiene cinco.

217

El político moderno es un experto ignorante en todo, menos en lograr que la sociedad ignore en qué es experto. 

218

El izquierdista empieza flirteando con el poder y acaba de orgía con los sicarios.

219

Para el triunfo de una revolución son más aptos los pueblos que aman la opresión.

220

El socialista alaba al pueblo porque es el mayor activo de sus inversiones.

221

Se nos insiste que en materia de gustos «no hay nada escrito» porque a la mentalidad igualitaria le ofende que también exista distinción en la forma de juzgar el valor de las experiencias.

222

El liberal entiende por libertad avaricia sin trabas, el demócrata por democracia unanimidad  a toda prueba y el socialista por justicia revancha con honores.

223

No hay partidista que reanude su tabarra sin el leal socorro de su idiotez.

224

¿Qué rico necesita el cochambroso corral de una patria teniendo paraísos fiscales?

225

La identidad cultural y el parentesco étnico consiguen que el patriota excuse barbaridades que, de ser otra su ascendencia, constituirían para él motivo de escándalo.

226

El enriquecimiento súbito dinamita las virtudes del menesteroso con una rotundidad sólo equiparable al envilecimiento del acaudalado que ve peligrar su fortuna.

227

El éxito del dogma progresista, a cuyo culto están adscritas tanto las izquierdas como las derechas, acelera el desbaratamiento no ya de la especie —categoría conceptual engañosa—, sino del alma.

228

La visión moderna del mundo es estrábica por definición, viciosa de zozobrar entre izquierdas y derechas por su incapacidad para enfocar el núcleo de los problemas que su actividad genera.

229

Entre las boberías de la izquierda y las groserías de la derecha, no hay quien entable una conversación de contenido político sin ser ungido ora con babas, ora con insultos.

230

Ningún gobierno democrático es concebible sin la prevaricación social que la mayoría irresponsable transfiere a una minoría de arribistas.

231

En este milenio de Procusto proliferan humanoides que buscan en el Estado un exoesqueleto que los proteja de todo, principalmente de sí mismos. Que los aterrados impongan su debilidad a los demás como letra de ley no difiere de decretar el uso de muletas a quienes caminan sin dificultad con el fin de que los tullidos se sientan compensados.

232

Hay una clase de eclipse que solo la virulencia periodística puede lograr. «Negacionistas» son, en puridad, todos aquellos que cierran al entendimiento la trampa totalitaria en que nos han metido los señuelos masivos.

233

Secundar al que manda es costumbre que ablanda. Reblandecido como el cuerpo de un ahogado, el ciudadano ordinario prefiere ser arrastrado por la corriente a nadar.

234

Para la clase dirigente somos hormigas, y como hormigas respondemos cuando acudimos en masa a sus cebaderos electorales. 

235

La libertad, en su sentido neto de soberanía con tantos pilares como individuos, es el sostén de una sociedad consciente de dónde termina lo apropiado y dónde empieza lo expropiado.

236

Hasta la risa nos prohibirán los mezquinos conciliábulos de asesores; si no expresamente, multiplicando los motivos para lamentarnos a cada instante de existir. Prohibir, empero, nunca es señal de dominio, sino de endeblez intrínseca. Cuanto más prohíbe un mandatario, más destapa sus vergüenzas y con menos vergüenza es detestado.

237

La soberbia extrae de los gobernantes lo mismo que el miedo de los gobernados: monstruosidades.

238

El pasatiempo más preciado de quienes ostentan el poder no es ser obedecido sin rechistar, enriquecerse a costa del esfuerzo ajeno, recibir la unción del prestigio o fijar la memoria de los acontecimientos según su interés; su más preciado entretenimiento ha sido, es y será despojar a los demás de dignidad.

239

Bajo cualquier despotismo, nobleza obliga a abstenerse de servir como lacayo.

240

Los pueblos que el mercenario no ha destruido los amansa el evangelizador para que el turista los remate.

241

No pocos problemas de ámbito local tienen su origen en soluciones de carácter general.

242

El acceso de los infantes a una educación homogeneizada garantiza que en la edad adulta puedan ser explotados sin abandonar la creencia de que son libres.

243

Así como para el iletrado todos los libros valen lo mismo porque todos están cerrados a su comprensión, para el analfabeto educado por la democracia todas las opiniones son igualmente respetables porque es incapaz de pensar por sí mismo.

244

Ser reducido a la esclavitud por no poder hacer frente a las deudas y tener que trabajar para sobrevivir son, en esencia, dos modos de contar la misma historia.

245

En ningún lugar los hombres son más fáciles de manipular que allí donde prima la afición al bienestar. La ideología de la prosperidad nos ha hecho a todos opulentos de necesidad.

246

Tan dependiente de la aprobación panóptica es el primate progresado que la vileza empleada para lograrla no le importa.

247

Los hijos de la sociedad del espectáculo soportan mejor el vilipendio que la indiferencia.

248

Los proyectos utópicos nunca fueron tan deplorables en su tosca concepción del ser humano como los consuelos cursis de «pensar en positivo» que la demagogia reparte entre su audiencia.

249

Debilita más el ánimo vivir según las pautas de una cultura ñoña que bajo la bota del espanto.

250

El poder siempre ha velado por que vivamos de la manera más cívica posible: sin percatarnos de nada.

251

Todo orden es frágil cuando está mal planteado. Lo grande se corrompe por descuido de lo pequeño.

252

Cuando uno mira en derredor no puede sino constatar que tan raro como un líder honesto es un estadista cuya muerte no suponga alivio.

253

Acéfalo, agéntico, agnósico, alienado, anómico, apócrifo, aséptico, automático, averiado, axénico: así podría empezar el abecedario de la Nueva Domesticidad.

254

El pensamiento libre sólo interesa al académico a título póstumo.

255

No hay posición social que pueda ser ocupada sin tragar inmundicias, de suerte que ser decente no concierne al nivel donde estamos en un momento dado, sino a aquel donde nos ponemos en todo momento.

256

Debemos a las congregaciones monoteístas la confusión deliberada entre ser una criatura del Incognoscible y un criado de señor conocido. Los credos que hicieron triunfar esa concepción trucada pasaron de moda, pero las prerrogativas clericales sobre los asuntos de conciencia perduran en la tutela del conocimiento que, maquillada de legalidad, tienen los poderes públicos.

257

No sólo el fútbol ha demostrado ser una formidable herramienta mediática de control social, el propio funcionamiento de los sistemas parlamentarios parece descansar sobre premisas futbolísticas, ya que son necesarios dos equipos para que haya partido y ninguno de los contendientes, por muchas que puedan ser sus discrepancias superficiales, cuestionará las reglas de juego a las que debe su carrera.

258

Amén de la vanagloria de sus penitencias de carbono por el deterioro de la matriz terrestre, arrógase el ecologista la insolencia de juzgar a los demás en nombre de esa señora presuntamente damnificada.

259

La positividad del derecho es una fortaleza construida sobre la ciénaga de su origen dudoso. 

260

¿Quién tomaría en serio la fuerza de la ley si la ley del más fuerte no la respaldase? El Estado de derecho ha hecho una concienzuda labor de prestidigitación institucional para que esta arbitrariedad avasalladora sea menos explícita que en las sociedades tradicionales, pero igualmente efectiva.

261

La magia y la política tienen procedimientos que emanan de tradiciones antitéticas. Estamos ante un fenómeno político cuando muchos crean ver lo que el poderoso quiere; la magia, por el contrario, consigue que los cegados vean… aunque no lo quieran.

262

Es normal que de tanto en tanto el proletario haga ruido porque es en la periferia donde más chirría la rueda. 

263

Uno está obligado a volverse extraño a sí mismo si no quiere volverse extraño al unimundo salido de las cadenas de montaje, los anuncios publicitarios y las consultas de psicoterapia.

264

También la luna, recolectora de los suspiros de tantas generaciones cautivas, luce encarcelada en una órbita sin salida.

265

Lo que ninguna teoría de la evolución ha tenido a bien contemplar es que las especies se desmadran por pura y simple mala leche, no por una ventaja adaptativa.

266

Yerra quien piensa que el agricultor está vinculado al terruño por conocimientos superiores a los requeridos para instrumentalizar el pillaje del medio; yerra porque no acierta a imaginar siquiera el nivel de implicación cognitiva con el entorno que una sociedad de cazadores y recolectores necesita afinar para mantener su subsistencia sin dañar su delicado equilibrio con otras especies.

267

La facultad humana que ofrece más resistencia a la diálisis mental prescrita por la tecnocracia es la «conciencia religiosa», si bien para ser exactos la invocación de ambos términos peca de pleonasmo: conciencia y religión van unidas como hoja y clorofila, como sed y venero.

268

Tan seguro como la estridencia que emite el lavadero de cerebros a pleno rendimiento es que te llamarán alucinado por indicarla.

Wojciech Siudmak, Steel Cradle

QUINTO GOLPE DE VISIÓN: UN HOLOCAUSTO NOS ACUNA

269

A cualquiera se le puede perdonar que sea, pero no que sea de cualquier forma. 

270

Las grandes preguntas de la vida lo son no porque carezcan de respuestas, sino porque suscitan a cada generación renovadas evasivas. Que la vida reanude su proceso de transmisión depende, en suma, de los pertinaces que ignoran, contra toda evidencia, la gravedad que pesa sobre la condición humana.

271

Reunir el desapego necesario para impedir que una atrocidad se reproduzca es lo mínimo para no convertirse en otro inmisericorde complacido de sí mismo.

272

Si realmente queréis estar inmunizados contra los estragos de la existencia, detened el derramamiento de vuestra malhadada estirpe. 

273

Sólo siendo un cínico o un insensato se puede imponer la vida, y su escabrosa repetición de calamidades, en nombre del amor.

274

¡Cuán impotente sería el Mal sin el vasallaje de los úteros!

275

Es alarmante la cantidad de sujetos residuales que logran colar sus excedentes biológicos en el mundo. En la Troya mítica los invasores recurrieron a un caballo de madera, en la real con una placenta es suficiente. 

276

La vulgaridad alcanza cotas penosas cuando quiere sus herederos.

277

Nada nace sin que la ignorancia oficie como imprenta de un solecismo atávico. 

278

Jugar a ser dioses deja de ser una diversión inocente en cuanto engendra trauma de vida. Ese y no otro fue el fruto prohibido que puso a la pareja más famosa de patitas en la historia. 

279

Considerando que el plagio del pecado original carga en otros su castigo, el único resarcimiento hacedero de la inercia reproductiva es que muera en nosotros.

280

No imitemos a la colonia que nos circunda si no queremos llenarla con el triste espasmo que la fecunda.

281

¿Por qué no abortaste, Eva? ¿Por qué no te hundiste, Noé?

282

Según las reglas del chantaje más viejo del mundo, los hijos son rehenes de los padres como estos lo son de sus jefes. Rescatemos nuestro afluente de alma multiplicándonos por cero.

283

Más allá de la intencionalidad del acto y del cariz con que se adorne, procrear equipara a las víctimas con la crueldad de este gulag planetario. 

284

Nada puede salvar la sociedad de su declive, pero siempre cabe la posibilidad de agravarlo con nuevos comensales.

285

Que todo lo bueno nos falta es el mejor indicador de que sobramos.

286

Si los humanos somos hijos de la Bestia, cada individuo yermo es un coto de Dios. 

287

En mente sabia no entran hijos.

288

La obediencia mimética del individuo a la norma social es la forma que los mayores gestores de la estabulación tienen de incrustar en las mentes la falacia de que existe una deuda primigenia que cada generación está obligada a saldar con los demás, cuando lo cierto es que los únicos deudores, tanto en términos morales como nutricios, son los padres respecto a sus hijos, a quienes han expuesto sin ninguna necesidad a las imponderables vicisitudes de la existencia.

289

¿Acaso arrojar nuevas camadas a la fosa común del tiempo, desgracia harto evidente al corazón que no se miente, no constituye una aportación de relevistas a un holocausto perenne?…

290

«¿Por qué los hombres usan su inteligencia para causar su propia ruina en vez de usarla para preservar la felicidad? ¿Por qué están más inclinados al mal que al bien?», se interrogaba Erasmo. Los hombres son «más inclinados al mal que al bien» porque son legatarios del mismo mal que los tienta a ser padres.

291

No debe culparse a la naturaleza de haber unido cuerpo y alma en cada vida que nace, pero no existe disculpa para los seres que, teniendo capacidad para discernir las bondades de la esterilidad, aborrecen la ruptura del encadenamiento generacional sin el menor reparo hacia su descendencia.

292

Las soluciones nefastas son prolíficas porque la mayoría prefiere mortificarse a morir. 

293

La humanidad, como cualquiera de sus instituciones, se hunde en sus heces por exceso de sí misma. 

294

La ingenuidad invita a creer que ser bueno y estar vivo es posible, como si el humano no fuera el único animal cuya mera sombra causa hartazgo.

295

Ningún acto, excepto quizá la clonación, supera en narcisismo a la decisión de reproducirse. Ahórrennos, papases y mamasas, la salmodia sobre el sacrificio que la crianza de sus pequeñas excrecencias demanda, la fatuidad no ha sido nunca gratuita.

296

Su diseño evolutivo ha hecho de las mujeres proletarias en potencia. No en vano, desde la pubertad hasta bien entrada la madurez, llevan una bomba demográfica en sus entrañas pidiendo guerra; razón probable para explicar que haya tan pocas con aptitudes filosóficas durante el arco de edades en que pueden gestar, y sin duda un doble motivo de encomio cuando toman la sabia decisión de mantenerse estériles.

297

Lejos de excusarse por haber nacido del mal, el hombre de virtud encuentra en su desdichado origen la mejor razón para dar buen fin a sus días.

298

La apología de sus excesos sigue al natalista como la flatulencia al indigesto.

299

Hoy es normal que haya muchedumbre hasta en los bolsillos, pero la mayor parte del tiempo no fue así. El humano perdió el sentido homeostático de la medida, la proporción cabal entre lo que podemos y no debemos hacer, cuando se aficionó a almacenar víveres, criar siervos que cultivaran el agro y organizar una milicia que defendiera sus posesiones. La vanguardia de un cambio de paradigma que invierta la labor sacrílega iniciada con la domesticación de campos, que hubiera sido inconcebible sin el olvido de la sabiduría anterior e impracticable sin el descoyuntamiento de personas, no está en la movilización de los cabreados, sino en la conmoción de los luminiscentes cuya resistencia íntima al paso de la corriente ilumina su propio camino a la par que sirve de baliza a los demás. Conmoverse, no moverse, distingue al ánima del autómata, lo que expresado con palabras de Esquirol significa que «vivir no es vivir, sino darse cuenta».

300

En una sociedad organizada en clave de asepsia la mugre se acumula en las mentes.

301

Por inasequible que sea la obra maestra que podrían concertar los humanos interrumpiendo su perpetuación sobre fundamentos a cual más bueno, bello y verdadero, cada día transcurrido camino del colapso alerta que para los desatinos de nuestra atormentada y atormentadora especie no puede haber redención sin rendición.

Zdzislaw Beksinski 

SEXTO GOLPE DE VISIÓN: ESCAPAREMOS POR LA CHIMENEA

302

Bajo una óptica muy comprensible, la historia es una concatenación de decepciones que tiene su mayor chasco en la frustrada extinción del alicrejo humano. 

303

El muerto de miedo ni vive ni deja, pero apesta en todas partes.

304

La convivencia pacífica con el prójimo solamente necesita un requisito: no sufrir vecinos.

305

A menudo tienen los demás la mala costumbre de volverse soportables cuando nos ahorran la necesidad de actuar con tacto.

306

El desalmamiento generalizado no está exento de ironía: imaginemos la contrariedad de la Bestia cuando no encuentre almas que sobornar.

307

Las sucesivas escalas del itinerario vital más parecen puestas para apear el seso que para afianzarlo.

308

Es casi imposible discutir con alguien inteligente y casi imposible no hacerlo con quien se cree listo.

309

Ineptos para construir un mundo libre de razones para la crítica, los defensores del progreso piensan que la razón está en perseguir a sus críticos.

310

No existe la «envidia sana», pero contra la «envidia cochina» abunda la automedicación de indulgencias.

311

Digna es nuestra especie de ser amada; amada como ama la espada la carne de su adversario.

312

Mucho ha vivido quien comprende a cada personaje del elenco y saca en conclusión que ninguno lo representa.

313

Que los escenarios de la historia cambien no debe ser impedimento para dilucidar su continua repetición de personajes.

314

Habida cuenta de que somos remodelados a imagen y semejanza de lo que sentimos, la belleza abierta a las interacciones es tan necesaria para el desarrollo de la inteligencia como la grosería de las formas seriadas, refractarias a la amabilidad, lo es para la civilización.

315

Retumbar es sonar a tumba, a los golpes que el espíritu enterrado en vida asesta al féretro de la actualidad.

316

En la capacidad para sostener la mirada del abismo está la genuina talla individual.

317

De los humanos se dice verdad cuando se afirma que, en su mayoría, confunden conocerse a sí mismos con retratarse.

318

Por preclaras que sean las cimas coronadas por el entendimiento, nadie consigue estar allí sin engañarse en el espejo infiel de cada día.

319

Siempre he sido más de arco que de lira; de la cuerda que cuanto más tensa está, menos delira.

320

Basta exponer a un pusilánime a la luz de la verdad para que se agoste suplicando una lluvia de esperanza.

321

Los amigos son parte del oasis; los cónyuges dilatan el desierto.

322

Si me pusiera tremendista, podría decir que nunca me ha preocupado la ruptura del suministro de alimentos: debidamente rasurado y eviscerado, no hay humano que no sea tan comestible como un marrano.

323

Nuestra condición egoica soporta con dificultad la intensidad emitida por una persona ejemplar. Lo primero que hace cuando conoce a alguien dotado de las virtudes que admira, es buscar sin descanso indicios para reprobarlo.

324

No conozco ninguna sociedad fundada por los hijos del fierro que no haya sido modelada por una codiciosa combinación de canguelos y envidias, pasiones que incitan a los individuos a mezclarse en el coso de las intrigas civiles con el supremo propósito de machacarse entre sí.

325

Es bien sabido que llamamos humano a lo que más alejado está de la discordia y falta de firmeza que nos caracterizan.

326

El estado natural de un alma despierta es la melancolía; la realidad casi la prescribe, y hay que ser sin duda un verdadero robot para sentirse integrado en un mundo calibrado por y para el triunfo de las máquinas.

327

El deseo es la rémora del espíritu; un peso tan necesario para anclar la vida a las circunstancias como superfluo para navegar en ellas.

328

Casi nadie obtiene de su existencia el significado que podría, sino el justo para seguir soportando su realidad cucarachesca.

329

Tanto da que uno venga de la escasez o del hastío, el agotamiento será toda su recompensa.

330

No querer lo que se puede ni poder lo que se quiere: las dos orillas desbordadas del abatimiento.

331

Asumir la propia estupidez es un embrión de inteligencia; pregonarla ante los demás, un aborto seguro.

332

No menos necedades ha inspirado el amor a sus detractores que a sus partidarios.

333

El amor a la verdad rompe el apego al ego. Nada verdadero da el amor que desea poseer a quien quiere; el amor de verdad se desprende porque quiere sin poseer.

334

Lo que más me gusta de una mujer es que no sea mía.

335

Menos descorazonador es ser odiado en la aldea que ser despreciado en la corte.

336

«Lo maté porque no era capaz de callarse»: un juez como es debido admitiría tal confesión como acto de legítima defensa.

337

A las inteligencias alérgicas a este destartalado cortijo las une más el disgusto que el agrado, la conciencia de todo lo que resulta abominable que el pegamento de las perversiones compartidas.

338

La más poderosa profilaxis no es el distanciamiento social, sino la inmersión en una multitud de proximidades.

339

No adrede tiene el misántropo la visión más generosa de los hombres, pues hace falta una desilusión irreversible sobre las posibilidades de la condición humana para relativizar la depravación de cada individuo en su trabazón quimérica, como una cabeza más de la hidra que somos.

340

También somos hijos del sistema pecuario que abominamos, representantes involuntarios del despilfarro demográfico del colectivismo unimundista. Ser consciente de esta filiación es crucial para entender la adscripción real de nuestros actos. 

341

Bajo la bóveda de la psique, «cielo intensificado» según Rilke, la verdad no es tanto la objetivación de los hechos como la claridad de la constelación que subtiende entre ellos.

342

Conservar impolutos los objetos domésticos es una manera de procurarse la sensación, irreal pero dopante, de que el tiempo no pasa por su poseedor.

343

Rico se cree el exiguo que en vez de valores tiene variables.

344

Denota mayor credulidad quien sostiene que una superstición mantenida durante milenios carece de sentido que quien la practica aun ignorando su porqué.

345

La inflación humana, con su cultura autorreflectante, sólo puede extender su control sobre la naturaleza disminuyéndola, luego disminuyéndose. Disminución in crescendo: no es otra la munición de nuestro tiempo.

346

Dejo el mundo civilizado a quienes gozan  con sus nimiedades, pero ese mundo no me deja en paz porque extender su mácula parece estar entre sus mayores diversiones.

347

Cada día encuentro más personas necesitadas de poner dos metros de tierra sobre sus cabezas. Tampoco yo puedo visitar un cementerio sin morirme de envidia.

348

Más raro que un comunista extraño a la envidia es que alguien sensible no sienta, después de haberse codeado con sus paisanos, la necesidad de una peste como Dios manda.

349

Hace tiempo que el telón cayó y lo que ahora se alza es el polvo que la civilización levanta a medida que se derrumba.

Luis ToledoOffering Ritual

SÉPTIMO GOLPE DE VISIÓN: REALES JUEGOS DE FICCIÓN

350

Quien dice la verdad, se queda solo. La comunicación sólo es posible entre soledades.

351

La escritura es criatura de cultura, partitura que sutura su ventura en la lectura. 

352

El lector inteligente debe explorar el texto dispuesto tanto a la resistencia como a rendirse a la clarividencia.

353

Cuanto menos fragmentaria es la escritura, más alejada está de la experiencia.

354

Escribo a trozos porque estoy hecho trizas.

355

El autor, si es honrado, escrito está en lo que escribe como proscrito de sí mismo, de otro modo el universo no se transparentaría a través de él.

356

El artista completo está en fil como partero y sepulturero de su obra.

357

Casi nadie sabe modular su voz de acuerdo con la importancia de lo que dice.

358

Llamando al pan pan y al vino vino, nos quedamos sin provisiones para el camino.

359

Debemos a la curiosidad gatuna más de siete lenguas. 

360

La originalidad encuentra a sus portavoces como la fontana al cauce.

361

Entre la monotonía de los arquetipos y los delirios de la poesía, curva la imaginación el domo de su simbolismo.

362

Las ideas exánimes atraen a los adjetivos como un difunto a los arreglos florales.

363

La verdadera vocación ni pide ni espera.

364

Vivir de las musas es una suerte que suele excluir a los genios.

365

Casi ningún artista conoce el privilegio de callar lo que debe decir.

366

El silencio nos arrulla con palabras mayores.

367

La única realidad cuya pérdida no es posible paliar con otra ficción es la imaginación.

368

Quiérete si quieres, pero no más que a tu obra.

369

Ningún dolor humano alcanzaría el paroxismo de la desesperación en su encarnación del drama innato cuando halla la gracia de expresarse con solvencia.

370

Espesas hasta volverse irrespirables son las brumas de nuestro porvenir. Lo que tenemos por delante es un viaje heroico a través del nicho domiciliario que espera ser narrado con el nunca agotado género de los cantares de gesta.

371

Mientras los pensamientos consignados por escrito no parezcan horribles al ciudadano común, todo indica que su autor debe seguir arriesgándose en territorio vedado.

372

El autor que no reconoce sus vergüenzas prolonga en su estilo las ajenas.

373

No herir con la palabra, hendirla como un soplo de brisa en las estancias viciadas que el lector abre con su atención.

374

Nunca se sabe a ciencia cierta quién toma la palabra cuando uno argumenta demasiado en defensa de una idea, si el orate, el impostor, el fanático o el truhán.

375

Desde que estoy en guerra contra una época que sabotea mis posibilidades de tener una vida hermosa, firmo las estrellas fugaces con el autógrafo de un sólo deseo: tener una muerte dichosa. AMÉN.

 
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