Visionarios son aquellos que matan a sus familias y después se suicidan.
Fausto TELLUS
Conflagración
A medida que la masa aumenta el individuo se atrofia, pues entrambos existe una relación de inversa perversión que ni el retiro reflexivo ni las tomas drásticas de conciencia pueden contrarrestar. La proliferación frenética de cuerpos, cuyos desalmados titulares dentro de poco se contarán por decenas de miles de millones de inercias, no se puede prolongar de forma indefinida y ha de terminar necesariamente en hecatombe, pero para cuando esto suceda la vida personal se habrá devaluado hasta mínimos solo comparables a las pesadillas más atroces que el mundo actual ha incubado, tanto fuera como dentro de las mentes, con el mito del crecimiento ilimitado y sus recetas de barbarie industrializada. No es causal que desde tiempos remotos los amos hayan celebrado el nacimiento de esclavos, aunque pronto tendrán que controlar su multiplicación si no quieren ver invadidos sus paraísos artificiales por la hedionda plaga de miserables en busca de las migajas del festín, de mayores entretenimientos o de aplacar el rudimentario anhelo de venganza. En su arsenal de correctivos no escatimarán medios ni intenciones, para eso ensayan ahora guerras absurdas, pandemias programadas y otras soluciones finales.
Desbrozar el análisis de los hechos para hacer comprensible su significado real es un deber de lucidez y la fecundidad, por sus efectos indeseables a todo plazo, es hoy por hoy el sinónimo más exacto de infierno, de una devastación anónima sin precedentes que bendicen por igual las religiones oficiales y los jefes de Estado. Ellos, envanecidos por sus legiones de víctimas y adoradores, son mis enemigos y creo que no yerro si declaro que también lo son para quienes, como yo, se saben escépticos de pensamiento, divergentes vocacionales. Diluyo una dosis de odio en cada día para recordarlo porque cada día me repite con progresivo dolor la punzada de una derrota segura.
En 1562, siete años antes de devolver las partículas de su existencia al ciclo, Brueghel el Viejo consagró su visión en el El triunfo de la muerte, obra que se conserva en los paramentos de ese ilustre cementerio conocido como Museo del Prado. Podéis pinchar la imagen para ampliar, su calidad es buena.