Donde manda la pasión iluminada no es necesario ningún correctivo.
José VASCONCELOS
La raza cósmica
Obstinándome en vivir como uno más entre los hombres a quienes sólo quiero en la distancia, soy un poco como ese dios trifuncional o trimutilado que se dejó suicidar por otros para no morir de una pieza e inspiró, así, a los cronistas de la ficción —cuyas historias son más resistentes al olvido que las basadas en pruebas materiales— la promesa postergada de liberación de una vida que es vicaria de esa nada donde todo se astilla para perderse a perpetuidad en un orden mudo que nadie conoce, pero del que nadie, absolutamente, puede huir.
Retrato idealizado de Eusebius Sophronius Hieronymus, autor de la Vulgata y santo patrón de los traductores, por obra del jorguín Jan van Eyck.
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