No me pregunten quién soy ni me pidan que siga siendo el mismo.
Michel FOUCAULT
La arqueología del saber
Las palabras que se declaman en alabanza del orden, de la libertad, de la religión, de la patria, del pasado, del porvenir, del bien común y de la vida suelen estar entre los resortes más eficaces para provocar actos de repulsa o de adhesión en situaciones vulnerables a la presión acuciante del concepto, pero es un efecto que consiguen agitando fementidamente contra sus destinatarios el sedimento fangoso de miedos sin enfrentar, ambiciones sin satisfacer y prejuicios sin identificar que todos, en mayor o menor medida, acumulamos a pesar de la conciencia en el alcantarillado gutural de la psique cuyos bramidos comunican augurios de bosque negro, el epiléptico trayecto de su dédalo prohibido. Y es que las palabras, en especial las que se incorporan a los himnos, reglamentos, catecismos y alocuciones, con independencia de quien las emita salen cargadas siempre o casi por el Diablo... Otro lenguaje es requerido para trabar contacto con el corruptible encanto de la creación, un lenguaje tenebroso depurado de elementos foráneos como puede serlo el que nos habla desde el magma transitivo de visiones por donde aflora resplandeciente el encuentro con la realidad imantada de significación que es el momento andrógino de lo sagrado.
Retrato de Gregorio Palamás (1296-1359), místico antes que teólogo y responsable de dar forma metódica al hesicasmo, práctica ascética muy difundida entre los monjes del Próximo Oriente que busca la unión trascendente con la divinidad a través de tres ejes de armonización de la existencia: la soledad entendida como retiro del mundo, el silencio como sustrato de la revelación y la quietud como ausencia necesaria de preocupaciones.
Michel FOUCAULT
La arqueología del saber
Las palabras que se declaman en alabanza del orden, de la libertad, de la religión, de la patria, del pasado, del porvenir, del bien común y de la vida suelen estar entre los resortes más eficaces para provocar actos de repulsa o de adhesión en situaciones vulnerables a la presión acuciante del concepto, pero es un efecto que consiguen agitando fementidamente contra sus destinatarios el sedimento fangoso de miedos sin enfrentar, ambiciones sin satisfacer y prejuicios sin identificar que todos, en mayor o menor medida, acumulamos a pesar de la conciencia en el alcantarillado gutural de la psique cuyos bramidos comunican augurios de bosque negro, el epiléptico trayecto de su dédalo prohibido. Y es que las palabras, en especial las que se incorporan a los himnos, reglamentos, catecismos y alocuciones, con independencia de quien las emita salen cargadas siempre o casi por el Diablo... Otro lenguaje es requerido para trabar contacto con el corruptible encanto de la creación, un lenguaje tenebroso depurado de elementos foráneos como puede serlo el que nos habla desde el magma transitivo de visiones por donde aflora resplandeciente el encuentro con la realidad imantada de significación que es el momento andrógino de lo sagrado.
Retrato de Gregorio Palamás (1296-1359), místico antes que teólogo y responsable de dar forma metódica al hesicasmo, práctica ascética muy difundida entre los monjes del Próximo Oriente que busca la unión trascendente con la divinidad a través de tres ejes de armonización de la existencia: la soledad entendida como retiro del mundo, el silencio como sustrato de la revelación y la quietud como ausencia necesaria de preocupaciones.
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Ningún comentario recibido con posterioridad al verano de 2019 recibirá respuesta. Hecha esta declaración de inadherencia, por muy dueño que me sienta de lo que callo dedico especial atención a los visitantes que no marchan al pie de la letra.