27.11.13

DE RARIFICAR LAS EVIDENCIAS


Nadie puede impedir que un perro callejero se orine en el monumento más glorioso.
Consigna de Porfirio BARBA JACOB o Miguel Ángel OSORIO, como se quiera.

Me gusta aprender nociones de la gente problemática, porque en ella está menos velado el reino de la ficción. Y se exagera al dar por hecho que estos sujetos de polémica actividad cognitiva se toman demasiado en serio a sí mismos: si cada uno de sus problemas fuera tan obvio como el mundo real, es previsible que no los tomarían por verdaderos...

Ignoro qué pueda ser la realidad, pero a esa lumi envainada en su arrogancia, cinegética e impenetrable en cada tramo de su compostura, le he husmeado el soma hasta en las ingles tratando de asimilar su sema. No puedo afirmar que mi arrimo haya sido un completo fracaso, pues llevado a sus extremos, por donde huye y se renueva el horizonte, lo real obra como aquello que más necesitado está de no ser discutido.

Boca del infierno según la representa el Libro de Horas de Catalina de Cleves, manuscrito datado en Utrecht circa 1440, y actualmente en poder del Morgan Library & Museum, Nueva York.

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