18.1.18

MALHADADOS A MANADAS

Nicolas MonterratWhat’s Lies Beneath
Aún se mantiene atento a las enseñanzas del totalitarismo quien piense que el Bien está totalmente en un lado, y el Mal en el otro. 
Alain de BENOIST
Comunismo y nazismo

El mayor descubrimiento de los totalitarismos del siglo XX —y pluralizo el término porque aun en la tortura existe variedad— no fueron los gulags ni las duchas de gas; tampoco la disciplina de partido único ni la utilización procaz de las técnicas audiovisuales de propaganda, sino un hecho psicológico de naturaleza nuclear que abrió un potencial inconmensurable a los mamporreros de la razón de Estado avezados en orientar a su favor el nuevo nicho de desamparo que el advenimiento de la sociedad de masas magnificó: la mayor parte de la gente prefiere ser canalizada hacia actividades colectivas que descarguen al individuo de la responsabilidad de dirigir su vida privada y lo mantengan distraído de los riesgos específicos, como el tedio y el sentimiento de desarraigo, que conlleva replegarse hacia una solitaria introspección, una apacible contemplación o el mero gusto de realizar algo sin un propósito ulterior, libre del cálculo enfocado al rendimiento pleno en el plano externo.

Con la deidad bíblica añascada en los regüeldos de una mojama indigerible y la aceleración de la temporalidad endemoniada sin los trastes de la trascendencia, el desencanto de la población quedaba suspendido en el anhelo de aliviar su angustiosa reclusión en el absurdo de circunstancias para las que el clásico panem et circenses de las tiranías pretéritas resultaba desde cualquier racionamiento mental insuficiente. Todo estaba listo para implicar a las masas en un proyecto cautivador, capaz de movilizar el ímpetu de sus pasiones y contorsiones ideológicas en un sentido frente al cual otras direcciones parecieran inconcebibles. La pelota de carne, el homogéneo y chutable conglomerado de monos, rodaba ya por el campo arisco de la historia.

Mal conformado estará el entendimiento, no obstante, si creyera que en el siglo XXI la situación ha cambiado en esencia, pues gracias a la poderosa alianza entre cibernética, comunidades virtuales y economización maníaca de los dominios antes reservados a la intimidad, se ha dado un paso de gigante hacia el abismo de un simulacro de identidad que sustraiga al sujeto de su inconsolable inanidad existencial, tanto da que lo llamen Jaula 2.0, Chabola Global o Cuarto Reich. Para los humanos contemporáneos es más fácil diluirse en un evento multitudinario que soportarse en su malhadada mismidad, y si antes uno aún debía tomarse el esfuerzo de ir a la cita con la grey, la multimediación ha permitido que la grey vaya al encuentro de uno en todo momento y latitud.

Ningún indicio excluye que mediante la prosperidad de medios incruentos y sofisticadas supercherías se pueda conseguir el nivel óptimo de adoctrinamiento en la conformidad que antaño malamente procuraban las purgas del terror institucionalizado y otros procedimientos expeditivos. «No hay razón alguna para que el nuevo totalitarismo se parezca al antiguo —predijo Aldous Huxley—. El Gobierno, por medio de porras y piquetes de ejecución, hambre artificialmente provocada, encarcelamientos en masa y deportación también en masa no es solamente inhumano (a nadie, hoy día, le importa demasiado este hecho); se ha comprobado que es ineficaz, y en una época de tecnología avanzada la ineficacia es un pecado contra el Espíritu Santo».

6 comentarios:

  1. En disertaciones como éstas, algo más alejadas de la expresión personal más directa, muestras un acento no menor para captar tapices políticos y sociales, y se agradecería su prodigalidad con mayor frecuencia. Has captado en el mínimo posible el tan manido asunto del gregarismo enmascarado al sentenciar que "si antes uno aún debía tomarse el esfuerzo de ir a la cita con la grey, la multimediación ha permitido que la grey vaya al encuentro de uno en todo momento y latitud". Cierto: las tiranías explícitas pretendían que el pueblo desease moverse al son de los deseos del régimen; ahora los poderes tácitos han economizado recursos logrando que el pueblo no se mueva en absoluto acogotado por una asintótica satisfacción de los deseos propios. Ya no hacen falta las grandes manifestaciones (salvo en ciertos movimientos de corte clásico que parecen reinventarse una y otra vez), sino que la comodidad de dejarse ordeñar desde casa como un adicto cualquiera que haya perdido su dignidad excluye la posibilidad de un contrapoder certero ahuyente de sus poltronas a quienes controlan el oro y las decisiones del mundo desde rascacielos apátridas.

    De nuevo aplaudo el acierto.

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    1. Por decoro en el consenso
      que habemos averiguado
      seré parco antes que denso
      en responder al valuado:

      Me sirve tu entendimiento
      alguna vez de reposo,
      y aún es más, y no te miento,
      si digo que es provechoso.

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  2. Y en esas cuartetas complementas el análisis con el ornamento, amén de que me quede yo agradecido por el cumplido. Lamento no estar a esta hora inspirado como para ejercer réplica apropiada. Mi Musa no madruga.

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  3. Favor que usted me hace, si bien es cierto que la idea surgió de una inspiración inesperada, casi procedente de otro mundo.

    Por mi parte, he descubierto hace unas semanas tu otro caladero (¿o uno más de ellos?): http://ultimasconsecuencias.blogspot.com.es. Me sorprendió que hubiera pasado inadvertido a mi vista durante años, aunque en mi defensa diré que no está muy accesible desde la portada de este Pesamundos. Tales versos y recitados me suenan a un trovador del Tártaro, a un preta rapsoda o a un Quevedo vampirizado. Casi diría que a veces me da miedo entrar allí, de lo alejado que está de nuestra dimensión ordinaria. Así debe de sonar el folclore de Yuggoth, y es con fascinación etnográfica que, a buen seguro, nos introducimos allí más de uno.

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    1. Tus símiles, como de costumbre, son aguafuertes que avivan la porción fabulosa de quien los lee, máxime cuando los entintados lo desdoblan en la figura evocada. Saludo esa «fascinación etnográfica» como otra cuenta de amabilidad que sumar al rosario de mutuos descubrimientos y confieso que aun yo mismo, prevenido de las traslocaciones ultramundanas a las que presto mi sombra, inervo las entradas y salidas de ese caladero como si anduviera sobre ascuas, lo que explica en cierta medida que de tales psicofonías y paños menores no haya hecho estandarte ni prédica explícita.

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