No debería evocar a los duendes del asombro que Dios haya sido concebido por el hombre como el ego del cosmos cuando el hombre ha sido engendrado por el cosmos con su ego como único Dios. Y si, además, es ley de leyes hincarle las rodillas al vacío tras verse caer frente a los retos crudos que plantea la existencia sabiendo, para mayor pena que gloria, que en la espesa fracción de realidad donde a uno le corresponde vagar y navegar el prójimo consagra en público el desinterés porque en secreto recauda los efectos del hundimiento ajeno, quizá no sea pólvora mojada anotar que la desgana puede ser transformada en una ventaja táctica sobre los problemas que el orgullo inflama en este mundo pandemoniado de pequeños egos divinizados por la presunción.
A la Diana de Gilbert Garcin le va de aleluya esta exégesis sonora.
A la Diana de Gilbert Garcin le va de aleluya esta exégesis sonora.
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Ningún comentario recibido con posterioridad al verano de 2019 recibirá respuesta. Hecha esta declaración de inadherencia, por muy dueño que me sienta de lo que callo dedico especial atención a los visitantes que no marchan al pie de la letra.