Lukáš Veselý, Cholupický dub |
Guido CERONETTI
Aquilegia
No son los signos exteriores del deterioro lo que más estropea a la gente mayor, sino la adhesión a tomarse las cosas tan en serio como los jóvenes sin haber considerado que los errores excusables a una edad prematura delatan necedad cuando subsisten en la edad madura.
Estar en armonía con la experiencia de la propia fugacidad, asumir con galanura que entre la estela de lo vivido y la imagen que representa cualquier discrepancia interior indica inmadurez, es una clase de belleza que florece tardíamente y solo las almas de amplio recorrido saben estimar como una lozanía más verdadera que todas las mocedades caducas de la apariencia.
Vislumbro en el segundo párrafo de esta sentenciosa entrada una definición eximia de la belleza que supone la auténtica madurez, aquella que no florece en el mero discurso del tiempo, sino en el reasentarse que el tiempo aporta a las distancias que tomamos respecto de las cosas, del mismo modo que el niño de corta edad comienza a crecer mentalmente cuando descubre el milagro de la perspectiva y las posibilidades y limitaciones del movimiento. La mirada del sabio está preñada de una realeza que solamente los buenos aprendices atisban con la suficiente sed. Retendré tus palabras.
ResponderEliminarEncarece el valor intrínseco a tus palabras que hayas abierto un óculo en la cúpula de tu silencio para trabar un intercambio de sentido con las mías. Un sentido no limitado por el gentil elogio a mi vislumbre (la luz que atraviesa escabrosidades no pierde necesariamente su calidad original), pero sin duda amplificado por el enigma que suspende el enfoque entre dos haces de miradas.
EliminarGratitud.
[Aprovecho para excusar por cuenta propia la interferencia por cuenta ajena, no escogida ni evitable por mí, que supone la angostura robótica de un captcha antes de publicar los comentarios]
No recuerdo haber pasado en esta ocasión por tal angostura, más allá de marcar con sencillez una modesta casilla por probar "que no eres un robot". Será que la ligereza cada vez mayor con la que me muevo en las redes me hace más delgado informativamente y menos proclive a las trabas tecnológicas.
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