El hombre no encuentra su fundamento en sí mismo, ni tampoco por debajo de él, en la naturaleza, que ya está acabada. El hombre, en cambio, tiene por delante la tarea de terminarse.
Rüdiger SAFRANSKI
El mal o el drama de la libertad
La verdad rara vez sirve para consolidar experiencias veraces, es más útil para inspirar mutaciones irónicas en la arquitectura intrincada de la conciencia, además de proporcionar muy persuasivos camuflajes a la fantasía. Yo no busco la verdad, que comparada con los hechos es solo una efímera brizna de hierba irreconocible en la selvática realidad; ni siquiera sé lo que busco, simplemente estoy en búsqueda: soy un proceso abierto al mundo y como tal, instalado en la disonante relatividad de mis percepciones, tampoco me siento seguro de que cuando encuentre lo que necesito sabré reconocerlo. En el amor, que sería el campo de acción más significativo del anhelo que quiero expresar con viveza a pesar de mi desesperanza, creo que nunca llegué a aceptar el mito platónico de la media naranja y hace años que renuncié al sueño romántico de recolectar los atributos más encomiables para componer una criatura ideal a partir de los retales fascinantes de otras. No deseo que me llenen ni socorran mis carencias; me conformo con que la persona amada me involucre hábilmente en su descubrimiento como si se tratase de un nuevo continente donde me aguardan tentadoras aventuras, aunque sean más falsas que la sinceridad que uno cree haber conquistado para sí tras haberse extraviado por las grutas del desengaño. El encantamiento puede ser una saturnal de misterios compartidos o una conjunción luminaria a lo bonzo: dos formas conspicuas de llegar al resplandor. Las dos me valen.
Con su Magic Circle embelesador, invoco a John William Waterhouse como invitado de excepción.
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