21.11.11

DE GANOSOS Y ABRUMADOS



El interés habla toda clase de lenguajes, y representa toda clase de personajes, incluso el del desinteresado.
François de LA ROCHEFOUCAULD
Máximas

Codificada la apetencia en la reanudación de las necesidades, el mayor recurso con que cuenta un hombre son sus ganas: ganas para lo que sea, para ganar a la desgana, para todo y para nada, para perseverar o desistir o únicamente estar. Ganas son plétora de confianza autoenfocada, y el éxito de la misma, en el mejor de los casos, se añade a la motivación inicial como un complemento circunstancial. Hay falsas ganas que parecen partir el mundo a su paso a fin de resultar creíbles al fantoche que las escenifica, y verdaderas ganas de no parecer entusiasmado por otra causa que humillar las propias fuerzas en un ejercicio figurado de astenia. Ningún forcejeo con las sombras es comparable, sin embargo, a la angustia de haber abatido los últimos ánimos sin que la actividad fisiológica de los órganos secunde la disfunción. Con la pérdida de las ganas también el cuerpo huye renuente y ninguna realidad logra méritos de vigencia tolerable, pues hasta ganas hacen falta para inventarse el refugio imaginario de un consuelo en la adversidad, razón por la que juzgo la impericia para consolarse no más digna de confortación que de lástima, aunque la emoción piadosa, que no siempre actúa como un disimulado reproche, con frecuencia solo es el triste consuelo que obtienen quienes la buscan ante el espectáculo no menos triste que les ofrece quien la recibe.

Contemplando la foto e.v335 del portafolio de Elena & Vitaly Vasilieva soy más consciente de lo que mis ganas reclaman...

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