15.10.09

BLUES DE LA VACUNACIÓN


Hace unos meses, la compañía farmacéutica Baxter, con sede en USA, introdujo en Europa 72 kg de material infectado con cepas no atenuadas de virus de la gripe común (poco letal, aunque muy infecciosa) y de la gripe aviar (muy letal, aunque poco infecciosa) destinado a la fabricación de vacunas convencionales. Gracias a un técnico escrupuloso que realizó de forma espontánea una prueba de seguridad a partir de una muestra de dicho material, se pudo evitar el riesgo de exponer a la población civil a un contagio que, por lo que parece, pretendía incrementar la probabilidad de una peligrosa recombinación de ambos virus a través de las personas infectadas, lo que daría origen a una mutación dotada de gran poder de propagación y mortandad. En España, curiosamente, este suceso no tuvo repercusión mediática. Y la empresa responsable, que no desmiente la presencia de tales virus en el material remitido por sus laboratorios, alega que se trata de un error, pero hasta la fecha no ha permitido que se revisen sus instalaciones ni se le ha retirado la licencia para la preparación y distribución de virus. La doctora Teresa Forcades, que por su condición de monja benedictina no está obligada a acatar los imperativos y autocensuras que pesan sobre la profesión médica, lo explica con pulcra claridad en este vídeo. Su duración es larga, pero dada la información que contiene merece el esfuerzo: palabra de librepensador, rara vez tendréis ocasión de verme haciendo apología de las reflexiones emitidas por alguien disfrazado con hábito religioso.

De ser cierto lo que puede presumirse ateniéndonos a los hechos probados, la voracidad del negocio médico requiere la alianza de una conspiración política o, quizá al contrario, el entramado político de una nueva conspiración precisa del alcance de un negocio en apariencia inofensivo como el cuidado de la salud. En cualquier caso, el resultado es el mismo: tras las prodigiosas ventas de antivirales y vacunas a todos los gobiernos, la posterior inoculación masiva de un agente infeccioso capaz de aniquilar o enfermar gravemente en un breve plazo a las poblaciones receptoras. Ni siquiera los jerarcas nazis llegaron a tales extremos de cinismo: es obvio que deseaban el exterminio de la etnia judía, pero no lo hacían extensivo a su propio pueblo, por el que sentían una veneración tan profunda como peligrosa para sus vecinos. Las circunstancias históricas han cambiado y, con ellas, la vileza de los dirigentes implicados en la administración del miedo. Y si resulta innegable que en el momento actual existe a nivel global un problema de superpoblación, la maniobra que se oculta tras esta caótica situación es que los amos del tinglado han preferido alimentar el crecimiento demográfico hasta que ha dejado de ser rentable; ahora, la prioridad no consiste en modular esa explosión de almas, sino en invertir drásticamente el proceso hasta reducirlo a proporciones más manejables. Por supuesto, hay medios menos torvos que la masacre colectiva y el terror generalizado para lograr un equilibrio aceptable entre economía y demografía, pero no encajan en el modelo de enriquecimiento fijado por los tiburones de la Escuela de Chicago.

La idea que subyace en esta reciente y, por fortuna, fallida matanza cuyo apéndice es la compañía Baxter, es que la clase dominante norteamericana quiere diezmar el Viejo Continente para ocuparlo a su entero capricho, pues en geopolítica hay una constante que conserva plenamente su vigencia: quien controla Eurasia domina el mundo; un mundo que se les escapa y cada vez sienten menos suyo. ¿Será esta tentativa de crimen contra la humanidad la razón por la que le han otorgado a Obama el Premio Nobel de la Paz? Fingiré que no lo entiendo. Si hubiera una criba social realmente selectiva, serviría para potenciar una aristocracia del espíritu en vez de un ascenso de los malvados cegados por los excesos a los que conducen sus carencias...

De la serie de composiciones abstractas capturadas por un tal Ikhon con cara de fumeta, os ofrezco la enigmática placa 56741.

2 comentarios:

  1. Ni hablar de lo de Obama. Creo que no ha habido premio menos merecido que ese en toda la historia de nuestra triste humanidad.
    Un abrazo

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  2. Releyendo mi pequeña diatriba a casi un lustro de perspectiva, aún no estoy seguro de si los habitantes del continente europeo tuvimos suerte o pasamos a ser objeto de un plan alternativo en el último momento, consideraciones prospectivas aparte...

    En cuanto al Nobel concedido a Obama, dicho galardón hacía décadas que carecía de valor alguno fuera del que se reconocen entre sí los sicarios que sirven de forma ejemplar a los arcontes de la industria armamentística y otras loables compañías paralelas. Kissinger, gánster de la casa Rockefeller, ya lo recibió en 1973 junto a Le Duc Tho, quien lo rechazó. Luther King, distinguido con el premio en 1964 cuatro años antes de ser condecorado con la muerte, es quizá la excepción que confirma la regla, pero en aquellas circunstancias había inducir sosiego a esos negros alborotadores que empezaban a organizarse por sí mismos.

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