11.6.08

MONUMENTO AL VERBO FUTURO


Bajo el signo de un señuelo eficaz disfrazado de necesidad, hemos pasado de la colmena al laberinto y de la producción crispada a los letargos de un consumo asistido, pero agazapada entre los retortijones de la ficción, retorcida sobre sí misma en un torbellino de transfusiones colectivas de imágenes, existe una regla incondicional que mantiene su justa simetría a pesar de los enredos a los que se expone el sujeto que recorre las sombras del imaginario: los libros que nos gusta leer son aquellos que hubiéramos querido escribir; los que queremos escribir, aquellos que nos hubiera gustado leer.

De los libros que me seducen hablaré en otro momento, pues encuentro más interesante y menos agotador mencionar, de manera concisa, las obras que todavía me planteo inseminar. Verbigracia:

- Arca de pretextos útiles para salir airoso de situaciones difíciles con gran ahorro de gestos y palabras, tipo: «Nos encantaría hacer un referendo, pero los ciudadanos no están preparados para tomar decisiones sin el dominio previo de complicados parámetros técnicos».

- Piropos proscritos que sólo un sinvergüenza se atrevería a decir públicamente, como: «Con ese Cristo colgado entre tan buenas razones hasta el mismísmo Dios irá de cabeza al infierno», o el casi quebrado abstinente: «La firmeza con que evito la tentación de tu anatomía es la misma que pretendo sofocar en otra parte de la mía».

- Catálogo de maldiciones que de sólo pensarlas cruje el alma. Por ejemplo: «Así te entre un dolor de muelas que te salten como palomitas», o la terrible advertencia: «Que te encuentres la puerta de tu casa atrancada con el espinazo de tu madre».

- Sermones posprehistóricos dirigidos a los primeros pobladores de la Edad de Piedra por un grupo de intelectuales y científicos desencantados procedentes del siglo XXI que aspiran a disuadirlos de querer innovar al objeto de impedir que prospere el germen de crecimiento insensato típico de las fases más sofisticadas de la organización social. Como puede preverse, la aventura está destinada a fracasar en un sarcasmo de proporciones milenarias: al entablar contacto con los clanes primitivos, los peregrinos del futuro serán en la práctica los responsables de incitar a la curiosidad que servirá de acicate para sentar los rudimentos de la cultura neolítica y, a partir de ahí, la decadencia civilizada.

- Recetario de gastronomía antropófaga... qué digo, si hace años (unos diez) lo escribí con el amable título de Delicias carnales e incluso creo que colgué varias entradas cuando estrené blog. Un segundo... sí, aquí y acá.

- Colección de epitafios, aunque sospecho que si me pongo a ello con tesón encontraré bibliografía especializada. Posteé una avanzadilla hace meses.

- Tratado sobre 100 formas distintas de romper un vaso sin herramientas, disciplina zen. Una sugerencia: «Póngase el vaso boca abajo sobre una superficie pulcra y uniforme. Sitúe la cabeza en posición perpendicular al eje longitudinal del vaso. Respire hondo, trague saliva y golpéelo con el hueso frontal empleando todas sus fuerzas. Grite si es necesario, nadie le aplaudirá. Por último, no sea guarro y recoja los cristales rotos».

- Vergüenza, dedicado al ilustrativo desarrollo de ejercicios prácticos para superar el miedo escénico. Pongamos por caso: «Acude a las puertas de una céntrica galería comercial en horario de máxima afluencia. Desnúdate por completo, salvo por un detalle especial: un espejo de mano que has de sujetar a tu cara de manera que quede frente a los espectadores. Inicia un lento y esmerado masaje masturbatorio al tiempo que pones a reproducir al máximo volumen una grabación donde tú mismo increpas al público a escupirte mientras les ofreces una palmeta matamoscas para que te golpeen el culo, en cuyas nalgas te habrás molestado en rotular con letras bien legibles la palabra IDIOTA».

- Indiscoteca, presentación crítica de álbumes sacados de un mundo paralelo con sus respectivos diseños, crónicas e intrahistorias. Ya tengo unos cuantos glosados.

- La risa de la calavera, novela irónica y negrísima en la que el protagonista se ve obligado a cometer un asesinato por cada crimen que resuelve.

- Historia e histeria de la duda, filosofía rompecabezas en re menor que se complementaría a la perfección con una Genealogía paradójica del entusiasmo: inspiración y desesperación.

- El fundamento alucinógeno de la naturaleza, ensayo de materialismo mágico sobre las características ilusorias de los fenómenos biológicos.

No he podido averiguar el autor de la tremenda ilustración donde se representa el suplicio de Tántalo, monarca mítico que osó servir a los Olímpicos un guiso confeccionado con la carne de su propio hijo para poner a prueba la omnisciencia divina.

3 comentarios:

  1. Observo con placer que la liberación total de la iglesia de los más jóvenes de sus mayores le ha hecho reactivar este rincón donde le encuentro.

    un saludo

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  2. Me he deleitado con sus ocurrencias, comparto el gusto por los epitafios y las recopilaciones de frases del tipo que sean, pero que más allá de los estudios lingüísticos, nadie quiere publicar.
    Como siempre ha sido muy grato leerle.

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  3. Expatriado, gracias por la simpatía amoral.

    Viandante, celebro que mis ocurrencias (bonita palabra) sean un puente recorrido con alegría en vez de una muralla contemplada con sospecha.
    Aun sin haber pretendido nunca ser escritor público ni alcanzar más gloria que la de la frase bien acabada (o bien abandonada), el género aforístico ha sido, y probablemente sea todavía, en el que mejor he sabido moverme; un género, por cierto, que oscila entre el hallazgo fracturado y la dosis homeopática de conceptos.
    Gracias por estar presente.

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