23.3.20

EN OCASIONES VEO VIVOS

El tirano jamás cree tener bien asegurado su poder sino cuando ha llegado al punto de no tener bajo su dominio hombre alguno que valga. 
Etienne de la BOËTIE
Discurso de la servidumbre voluntaria

Mansas parecían las aguas que el horizonte cubrían desde la orilla donde el fondo presentaba sin turbidez densos mechones de algas sobre un rebozado de pliegues. Como si temiera alterar el sueño precámbrico de un monstruo de proporciones extenuantes para quien tuviera el vértigo de imaginarlo, opté por deslizarme sobre la superficie en vez de saltar a ella desde el contrafuerte de hormigón que penetraba en el embalse.

La profundidad, animada por alguna suerte de inteligencia decididamente empeñada en demostrar la musculatura de su soberbia, en forma y contenido me succionó hasta donde el sol carecía de imperio. Al límite de la apnea, entendí que no debía ofrecer resistencia a una fuerza contra la que no había combate viable. Pude entonces emerger la cabeza mientras lo Invisible tiraba de mí en dirección a la otra orilla, oculta por malezas de arbustos espinosos que negaban el menor atisbo de claridad a los sentidos...

Pinche en la luciérnaga quien saber quiera lo que vi en la oscuridad

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