Hoy me he resistido a leer y escuchar las noticias, pero resulta imposible abstraerse de la fuerza intoxicadora de los medios. Obama, corean algunos, es un fenómeno histórico sin parangón y rectificará los desastres de la administración precedente. Bien, como cada habitante de este planeta hago lo mismo por reponerme de la «guerra global contra el terror» y todavía nadie me ha felicitado por ello.
Corren tiempos revueltos que, en la sombra, podrían madurar revoltosos. Cuando las clases dominantes sienten tambelarse los cimientos de su éxito y el descontento popular crece hasta casi alcanzar ese punto de no retorno más allá del cual se desboca (sobran motivos), los gobiernos recurren a todo tipo de artimañas para ofrecer la apariencia de una alternativa salvífica (un plan B) que ponga a las masas en la tesitura de seleccionar entre dos opciones inocuas a fin de dejar intacta la verdadera elección: tumbar o tolerar el sistema. Obama es el recurso desesperado de un imperio en declive cuya credibilidad se erosiona, en primer lugar, dentro de sus fronteras. Si Obama no existiera, los grandes grupos financieros lo habrían inventado. Y aunque oficialmente sea el único afroamericano que ha logrado presidir la Casablanca, su homóloga racial Condoleezza Rice, asesora de seguridad durante la etapa Bush, demostró con creces al mundo que el poder es incoloro, pues poco importa el tinte del payaso si además de pan nos ponen circo.
Me alegro de volver a leerte.Ha pasado ya demasiado tiempo!Pereza,miedo,verguenza,...yo que sé!He de confesar que he llegado aquí de rebote, siguiendo las hazañas de nuestros-vuestros (nunca me consideraré de esta tierra, a pesar de llevar 7 años aquí)capitalistas de pacotilla", pero en cuanto he visto tu nick..., pues eso, aqui estoy, aunque mejor compartiendo una "alemana".
ResponderEliminarEs cierto, el capitalismo ha de reinventarse, aunque pensemos que está cerca su final, no es así!Obama es la oferta de última hora, que hemos comprado, sin saber que nos hemos vuelto a vender nosotros mismos.Me imagino a todos los políticos de este país buscando su Obama en sus partidos.Es todo falso, es otro reality, que ya hemos empezado a consumir.
Gracias por romper el hielo, Mikelats, sobre todo después de tantas estaciones explorando caminos distintos.
ResponderEliminarLa trampa se cierra, pero en esa posición su mecanismo es más visible. Ojalá pudiéramos decir que nuestros análisis políticos son disparatados. Creo que no me equivoco al afirmar que hemos comprendido la urgencia de entrenarse para sobrevivir al siguiente acto de la función.
Y a qué debemos eso?Nos hemos terminado de creer lo que nos dicen,que la utopía es realmente utopía, y que no queda otro "modus vivendi" que capitalismo puro y duro?Estoy de acuerdo en que ya no nos pillan desprevenidos(nos vamos conociendo,je,je), pero yo no quiero formar parte de la audiencia, me niego a formar parte del tanto por ciento de share,...,habrá que persistir en entender el mecanismo para saltarlo en mil pedazos!Nietzsche me ha recordado que sigo siendo dinamita!Un abrazo
ResponderEliminarEl Capitalismo somos todos. Lo hacemos con más o menos colaboracionismo. El Capitalismo es un organismo vivo, pluricelular, fagocita, necrosa, extirpa..., todos formamos parte de él. Las decisiones de cada invididuo en el mercado están actuando democráticamente para impulsar las tendencias. No hay salida, cada uno de los individuos tenemos la cantidad necesaria de egoísmo suficiente como para que ningún idealismo de otro signo sea, no digo posible, sino pensable. Cada minuto que pasa decidimos algo para ese momento, sin más consecuencias que la de esperar el movimiento del peón contrario. A veces, se mueven álfiles, caballos, torres... La vida es una guerra templada en la que cada cual está dispuesto a luchar hasta determinado punto. Cabe abandonar la lucha, sí, ¡que me lo digan a mí...! Pero eso es terminar siendo parte del tejido necrosado.
ResponderEliminarLa buena vida es una Guerra templada. En ésta, la ilusión se alza como la única respuesta posible. Entre la ilusión propia y la creada, hay una delgada frontera.
Luego está la vida peor, la del terror y el pesimismo: el Paraíso (comunista, fascista, nazi, religioso...). La mejor vida idílica es la que está en nuestras cabezas... Todo realismo idílico nos hace vivir muertos, o como zombies, como no muertos.
La elección teórica es:
-Idealismo personal (soñado)-de vivir como la élite, o al menos, visualizarla...- frente a Realismo Idílico impuesto por el terror de masas desde el Estado..., con la idea superior que se quiera utilizar (igualdad, vida eterna, justicia...)
Pienso ahora, impulsivamente:
Ensayaré un breve acompañamiento (perdonad si no pasa del intento), pero seré impulsivo por orden:
ResponderEliminarMikelats, quizá la herramienta de combate no sea tanto la subversión como la reversión; quizá haya que sustituir la dinamita por espejos que revelen los señuelos sociales hasta hacerlos estallar por ridículos. Los fines, por idénticos que parezcan (hacer saltar el mecanismo), se desmerecen sin un buen medio. Camus dijo (cito de memoria) que "el fin no justifica los medios, sino que son los medios los que tienen que justificar el fin". Tampoco olvidemos que uno de los mayores deseos del poder es fundirnos en un megacerebro conmutable desde cualquier punto y, como es natural (¿o no?), nuestra reacción individual ante tal perspectiva debería ser la de defender la soberanía, incluso al precio de purgar los propios errores con otros peores (aquí estoy contigo, late mi vena jacobina). Poco importa ser a-, anti- o pro-, ya que son dominios que rentan al mismo patrón. Si me pusiera catastrofista, diría que la lucha más cruel se librará entre los que sepan y los que ignoren. Y, como puedes adivinar, confeccionar espuma de humo o jugar con soltura al golf no se incluyen en los saberes útiles para favorecer la autosuficiencia.
También al leer a Nietzsche experimento que mi sistema nervioso recupera parte de su vigor original, pero un poco del viejo racionalismo estoico tampoco viene mal como bálsamo de contraste. Recuerda el crepúsculo del "filósofo polvorín"; prefiero acabar como Séneca, a pesar de que su muerte fue decretada por Nerón.
Sensaciones, cruda reflexión. Tu habilidad para asociar conceptos demuestra que eres una persona de amplios horizontes que practica en el mejor "campo de entrenamiento": ocio para pensar... y eso lo haces muy bien.
Aseguras que el capitalismo somos todos, vale, pero unos lo son más que otros, justo como sucedía en la granja de Orwell con la igualdad de ciertos animales. Por supuesto que en tal situación el "colaboracionismo" resulta inevitable y la democracia, estandarte de miserias compartidas, se reduce a un chantaje renovable donde la alternativa es seguir siendo cómplice o fenecer. ¿Realmente no hay salida? Inventémosla. ¿Que no es factible? Entonces, detengámonos a estudiar la belleza trágica de una necrosis total.
La vida como guerra templada, bonita imagen; claro, que si la sabemos en ese estado térmico es porque periódicamente llega a alcanzar fases de incandescencia.
Respecto al apartado final de tu intervención, sugerir que el realismo idílico se sostiene gracias al idealismo personal. Unos ingenian el cautiverio y el resto se encierra para soñar cómo sería ingeniar el cautiverio donde otros se encerrarían a soñar cómo...
Un saludo afectuoso para ambos.
¡Que pesimismo!,¿acaso creen que un corrido puede mentir?
ResponderEliminarhttp://es.youtube.com/watch?v=0fd-MVU4vtU
No se preocupen, la Tierra está atravesando un campo de neutrones, pero todo va a salir bien.
Como dijo cierto amigo después de que ingerir accidentalmente una muyelevada dosis de alucinógeno: ¡a sobrevivir!
Al margen del debate que ustedes mantuvieron, sin gans de meterme en retórica, mucho menos con teorías políticas, sólo digo que he disfrutado mucho leerte. Ya sabes lo mucho que me gusta tu estilo, tu "voz", diría un crítico literario.
ResponderEliminarUn abrazo