Hieronymus Bosch, Infierno |
Proverbios 26, 11
No espero menos de estos intersticios de lecciones heridas que el desprecio de los zampamiedos que sacuden, palmas en martinete, sus vernáculas cautividades sobre los desafectos a la actualización del exterminio. Tampoco es que espere más de los que eluden batir con esos menguados la escalada de mutilaciones sufridas, pero el no dar con sus babas pulimento al circo nuestro de cada día consuela al ánimo que comprende el silencio del presidiario por complicidad. Lo que para todos los coetáneos cuento es que ya no me cuento entre ellos. Desconozco qué sucede más allá del edículo, convertido en limbo de los justos, que me ampara entre el alfa y el omega de mis páginas deslomadas. No hay quien las sujete.
Conmigo la artillería de Gutenberg quedaría desnutrida si de editores dependiera el cálamo que vuelvo a afilar aquí. Sé de buena morgue que no veré impreso ninguno de mis viveros de ideas porque permanecer soterrada es el sino de la radicalidad, cuyo vigor irradiará en secreto de naturaleza la atención dispuesta a compartir con ella sus poco avistados fulgores.
Conmigo la artillería de Gutenberg quedaría desnutrida si de editores dependiera el cálamo que vuelvo a afilar aquí. Sé de buena morgue que no veré impreso ninguno de mis viveros de ideas porque permanecer soterrada es el sino de la radicalidad, cuyo vigor irradiará en secreto de naturaleza la atención dispuesta a compartir con ella sus poco avistados fulgores.
2
No añadas al nudo de ser el enredo de multiplicarte.
3
Ninguna vida supera en gracia a la merced de no haber sido.
4
Más triste que haber nacido es morir sin advertir qué triste ha sido vivir.
5
Nada bueno puede nacer de lo que tiene por designio corromperse.
6
Acaso perderlo todo sea pedir demasiado.
7
La Muerte examina la confianza del alma en sí misma, no si ha sido buena.
8
Cada uno pisa la tierra con la tierra que lo pisó.
9
El padecimiento es intrínseco a la vida; la supervivencia solo se encarga de que parezca necesario.
10
No podemos cambiar el destino, pero sí la manera de enfocar su desatino. Aun solo porque nacer es un mal, se ha de disponer uno a morir bien.
11
No trepes a las ramas sin haber bajado a las raíces.
12
Ser gobernado por otro es insultarse a sí mismo.
13
A la dicha erguida pronto la vuelven desdicha doblada.
14
Hasta tus golpes te dolerán si no tienes alma de yunque.
15
Lo que el deseo busca está siempre en otra parte.
16
Cuanto más desea, más hace uno lo que no quiere.
17
No desearlo a menudo basta para ser feliz.
18
Toda amargura tiene su sazón: nos avisa de que conviene desconfiar de las experiencias demasiado golosas.
19
Ningún derecho se invoca sin que el deber lo tase.
20
El derecho garantizado es un trampantojo: nadie ha conquistado jamás un derecho sin derramamiento sangre.
21
La ciencia que no arranca jirones de conciencia a la experiencia añade solo capítulos a su insuficiencia.
22
La conciencia no tiene opiniones: su razón está hecha de objeciones.
23
Solamente su ausencia es más vil que una mala conciencia.
24
De poco sirve afilar la inteligencia antes de templarla.
25
Si no sabes, creerás saber.
26
No aceptemos una verdad hasta haberle examinado las muelas con lupa.
27
Si la ignorancia es mal sin conciencia, la sapiencia es conciencia sin remedio.
28
Llamarán al acefalismo del pensamiento dializado verdad, y entonces la verdad estará obligada a mentir para ser cierta.
29
Nadie está seguro donde todos defienden lo mismo.
30
Percatarse de que la normalidad de tantos depende de una complicidad de tontos nos arroja en mitad de una pesadilla que prosigue sin nosotros, pero contra nosotros.
31
Peor que el mentiroso es quien niega apoyo a la verdad cuando la falsedad triunfa.
32
Atribuir a la evolución natural un propósito es un vicio tan humano como no ver magnificados en el humano los vicios de la evolución.
33
Lo más reciente parece importante cuando andamos lejos de lo primordial.
34
Nadie tiene peor enemigo que su corazón afligido.
35
A un corazón diminuto lo apagan por igual la indigencia y la opulencia.
36
Ni mucho ni poco: en el tener, la preocupación está en los extremos.
37
No hay buen fin que excuse malos medios.
38
Apresurarse a cazar culpables es inventar delitos.
39
Menospreciar el peligro es invitarlo a entrar.
40
El peligro encuentra siempre a quien lo evita.
41
Quien cede su libertad a cambio de seguridad no es digno de ninguna.
42
Milagro sería que recuperase la libertad quien no la defiende contra la opresión.
43
Por la salud se cometen agravios que ningún espíritu sano aplaudiría.
44
Pretende salud sin libertad el enfermo de esclavitud crónica.
45
Disfrazado de protección, lo primero que asegura el miedo a la libertad es la pérdida de la dignidad.
46
Sólo puede perder la dignidad quien nunca la tuvo.
47
Todos somos apestados a ojos del carcelero.
48
La fe no es un creer, sino un querer creer que no duda en dejarse dudar.
49
Caer es una lección para el humilde y un destrozo para el soberbio.
50
Cuando se sienta a la mesa, el temor aliña con cianuro las mejores viandas.
51
En vano se ruega al cruel, se tienta a la frígida y se pide favor a la fortuna.
52
Las dignidades inmerecidas nunca hablan bien de quien las goza.
53
Obra mal quien se alaba de obrar bien.
54
La victoria vence al vencedor que no se vence.
55
Peor que un naufragio con amigos es llegar a buen puerto sin ellos.
56
Al avaro todo le falta, incluso la vergüenza.
57
Toda riqueza es inútil si tiene por inútil el comedimiento.
58
Jamás la templanza favoreció tanto al hombre como la suerte, pero jamás hubo sabio que antes de serlo fuera afortunado.
59
Dentro de cada uno suceden cosas que ninguna máquina podría concebir sin averiarse.
60
También agrava el atropello quien lo tolera por temor a la fuerza que lo aprueba.
61
Nadie puede proteger a otro de sí mismo sin agredirlo cuando esa protección no es querida.
62
Cualquier fechoría cometida con patente de legalidad es doblemente culpable, y quien la cohonesta por ser legítima debe cuenta ante los damnificados de la alianza que su ineptitud ofrece a la perfidia.
63
A quien mucho teme, mucho le incita a ser temible.
64
No es tan de temer el colérico como el que te pone colérico.
65
Cuando las hormigas se creen elefantes, el elefante sabe que no es prudente pisarlas.
66
Lo que otorga su carácter pánico al miedo no es tanto su contenido como el poder de la mente para materializar lo temido.
67
Lo que llamamos bien suele ser el disfraz confeccionado por quienes prosperan gracias al mal.
68
No trates como perro al señor si sus dientes no quieres ver.
69
No todo es malo en los malos: ni uno de ellos se librará de la muerte y algunos, alabada sea la infertilidad, morirán sin prole a su pesar.
70
De reembolsar lo acaparado nadie, ni humarrano ni gentilhombre, se ve dispensado. Cuanto la vida nos da es un préstamo que devolvemos al final con intereses.
71
Cada vida expresa de una forma distinta el mismo misterio, pero eso no significa que todas valgan igual.
72
Ninguna desgracia es tan breve como el mayor deleite, ni hay placer tan duradero como el menor lamento.
73
La costumbre ata con tinieblas de esperanza la luz que apagó el miedo insólito.
74
Acostumbrarse al bien venidero es un falso presente.
75
Apenas tiene fuerza la verdad contra el optimismo.
76
La calamidad del vecino conoce tu camino.
77
Que el temor a una infracción no te arruine el viaje.
78
Las únicas certezas incorruptibles son las espirituales y están al alcance de todos, pero son también los tesoros más falsificados dentro de un mundo que debe su credibilidad al éxito de quimeras colectivas.
79
De ira y de codicia no están menos llenas las calles que las cárceles.
80
El poderoso que dice amar la libertad confiesa implícitamente que haría cualquier cosa por no dejar de serlo, mientras que el sometido que ambiciona justicia no puede ocultar que le importa más la venganza que la balanza.
81
¿A quién podrá respetar quien no se respeta a sí mismo?
82
A la minoría no se le debe respeto por serlo, se le debe cuando además de serlo compensa con su excelencia las taras de la mayoría.
83
Al igual que los falos, los cultos deben ser erigidos y todos terminan desplomándose.
84
Aunque puedan ser fogonazos de la misma masturbación política, el panfleto parece poesía en comparación con el decreto.
85
Compete al individuo esclarecido conocer la radical diferencia entre valor y precio. Donde la sensibilidad para distinguirlos perece, reina la tasación sobre la soberanía de lo que no tiene medida.
86
El individuo conoce su valor si no se estafa a sí mismo.
87
Si las autoridades gubernamentales supieran la clase de pensamientos que les dedico, me encerrarían a perpetuidad.
88
Detestar es un gusto que requiere más talento que el encomio.
89
Pensar es amar, incluso cuando se odia lo que se está pensando.
90
Ninguna bebida aplaca la sed como la sangre del enemigo, piensa quien no la ha catado.
91
El mito de la técnica que comenzó como una emulación del poder divino hoy busca su culminación compitiendo con el poder diabólico.
92
Acercarse a la tecnología es alejarse de la divinidad.
93
Morir ante la televisión: un genocidio que deja los cuerpos intactos, mas exánimes; útiles para la producción de docilidad y el consumo de mentecateces.
94
El bagaje que uno adquiere en la juventud no deja espacio en el hombre ordinario a los descubrimientos que la edad adulta le proporciona.
95
Sé natural: a ningún barniz favorece la pátina del tiempo.
96
Toda vida longeva atraviesa tres grandes etapas: la edad de la inocencia, la edad de la experiencia y la edad de la paciencia. Y por las tres somos atravesados fugazmente a diario desde que abrimos los ojos hasta que ponemos un pie en el suelo.
97
Hay defectos que solo desaparecen con la edad; con la edad de morir, naturalmente.
98
De todos es consejero el tiempo que aporta perspectiva a medida que nos deporta fuera del mundo.
99
Ya quisiera el mañana valer lo que hoy vale el ayer.
100
La familiaridad con el ego extraña el alma.
101
Cuando todo se desmorona, ninguna urgencia es tan necesaria como reconstruir dentro de sí un templo donde dar asilo a la lucidez.
102
Es engañoso pensar bien de quien no sabe pensar mal.
103
Ser ordenado, diligente y meticuloso no me ha hecho más liviano el camino, pero sí menos polvoriento.
104
No hay arma despreciable para el temeroso de su sombra. La arbitrariedad mutiladora de lo ajeno es una de sus predilectas.
105
Que haya quien consienta ser mangoneado nunca fue razón para exigir que los demás tengan el mismo trato, pero ninguna ideología igualitaria tendría audiencia sin esa inquina.
106
Antes veremos a los muertos resucitar que al vulgo desdeñar sus ilusiones.
107
Acomodarse a que todo marche sobre ruedas es el principio del desvalimiento.
108
Guardémonos de dar mal ejemplo, porque es lo único que podemos enseñar.
109
Escudriñar debajo de las piedras que nos hacen tropezar, tal es nuestra única maestría como peregrinos.
110
Ni siquiera el mayor infortunio deja de proporcionar ocasión a la virtud.
111
Son fetos morales las virtudes que no nacen como expresión libre.
112
Si tienes vocación de salvar vidas, no las engendres. Hasta quienes más lo desean lamentan en algún momento ser padres.
113
La clarividencia carece de autoridad sobre los imbéciles.
114
Largo es el camino de quien odia su destino.
115
La alegría de aprender dura solo hasta que aprende lo duro de ser.
116
El entendimiento que no cuenta con lo irracional entre sus fuentes no es ni medio entendimiento.
117
Abandona tus posesiones si te transmiten nuevas aprensiones.
118
Quien no sea herrero de sí, con suerte llegará a ser herradura.
119
No hay admiración inocente donde no se reserva al modelo el prestigio de lo inimitable.
120
El placer proporcionado por un escrito crece con la erudición del lector, pero la escritura bien concebida no necesita soportes auxiliares al bulbo simbólico del lenguaje.
121
Pocas cosas ponen más triste al autor sincero que nadie quiera plagiar sus obras, pero su tristeza es llevadera si siente que nadie podría escribir como él aunque quisiera.
122
El arte sin dedicación es un barco sin mar.
123
Ni en el arte ni en la naturaleza existe la perfección. Que lo insuperable lo parezca es un desperfecto de nuestras estimaciones.
124
La excelsitud tiene al menos como aval el disgusto de los envidiosos.
125
Un venero puede secarse y un pozo rebosar. No confundamos la obra que manó con la que ha de ser bombeada.
126
Desvergonzada, como siempre ha sido, la pobreza de espíritu fija su cotización en divisas de aprobación social.
127
El afán de deslumbrar a los demás eclipsa como ningún otro el fanal de la interioridad.
128
La mente en forma se siente parte de una entraña mayor.
129
Ser bueno por temor es no atreverse a ser malo, luego además de mentiroso ese bueno es un cobarde.
130
Obrar bien por miedo al castigo es falsificar el mal.
131
La malevolencia es materia autodidacta; para ser ducho en ella basta seguir el deseo y el temor sin cuestionar sus medios ni sus efectos.
132
La frónesis, armonía entre mesura y perspicacia, entona la ortodoxia que temen todas las sectas.
133
En democracia, los defectos mayoritarios hacen leyes.
134
La avaricia del demócrata rompe la urna.
135
Votar es creer en la ordalía de meterse con un escorpión en la cama.
136
Es mejor equivocarse solo que acertar en mala compañía.
137
Una buena causa no pide compasión; pide solo su justa parte de razón.
138
La capacidad de tomar no implica de ningún modo la propiedad de lo tomado.
139
No nos pertenece lo que no sabemos soltar.
140
Congraciado está con lo necesario quien se contenta con lo justo.
141
Es un bien no tener bien que mantener.
142
Los bienes más valiosos no son raros, sino secretos, y cuestan justo lo que vale aprender a reconocerlos, máxime cuando uno duda a veces más de lo que sabe que de lo que ignora.
143
Rehusa el imperativo en el modo de dirigirte a ti mismo si no quieres acomodar el oído a órdenes foráneas.
144
La individualidad es un don sagrado no porque el hombre así lo llegue a creer cuando le asigna derechos inalienables, sino porque con independencia de las leyes humanas los dioses tienen repartido en cada uno su nemeton.
145
Alégrate por el hijo que no has parido, pues escrito está que no lamentarás su dolor.
146
Purguemos el pecado de nuestros padres con la clemencia de no tener hijos.
147
Mucho se confía quien no se previene contra la corporación, no por pueril menos nociva, de aquellos que no temen multiplicarse.
148
No existe la muerte prematura: todos los nacimientos son secuelas de un retraso de la sensatez.
149
Más benévolo es no engendrar a un malnacido que convencerlo de que su vida vale la pena.
150
Dios está pixelado en la carnalidad, donde hiberna a la espera de que el alma rompa sus cadenas atómicas.
151
Dios retoña en el camposanto y se marchita en el paritorio. Otra forma de decirlo es que concede una chispa al que nace que la muerte reintegra a su firmamento.
152
El mentiroso es inmune a la verdad; o en otras palabras, útil como engranaje evolutivo porque no sufre el freno de la conciencia.
153
Limitar la sexualidad a la reproducción es la norma en los seres que prefieren los vicios de procreación, con su relevo generacional de tribulaciones, a las virtudes de la voluptuosidad.
154
Si la reproducción no es todavía un fósil conductual, de los ejemplares más aptos para la equidad depende que al fin lo sea.
155
Pocas vidas son más lóbregas que la de quien hace por inercia lo contrario de lo que siente.
156
«No impongas a nadie la carga que tú mismo no puedas llevar», tiene escrito Publio Siro. Ojalá quienes desean traer más desgraciados a este mundo aprendieran a sopesar su condición en vez de ocultar su conciencia entre la multitud de quienes siguen la corriente de lo acostumbrado.
157
Nadie es más que nadie por reproducirse, pero uno por otro los gametos siguen haciendo de las suyas en detrimento del criterio más justo.
158
Los aciertos de tu hijo no te pertenecen, pero sus faltan son también las tuyas.
159
Conozco a individuos tan desgraciados que nunca se sintieron fuera de sitio.
160
Fuiste concebido por una ruleta rusa, estás atrapado como un proyectil en el tiempo y ¿aún niegas la emboscada que el fuego cruzado de genes y circunstancias te tendió?
161
Para aprender a nadar en un mundo estancado en la cornucopia de su idiotez, lo primero es aprender a flotar, sentir conciencia de que la razón es un cuerpo que ningún cataclismo puede hundir.
162
A la pasión nunca le faltan razones para convencer.
163
El único fruto que no ha sido agraz antes de su madurez es el vano.
164
Mucho se endurece el espíritu si no florece.
165
Ser menos malo que el peor dista mucho de ser bueno.
166
Que el superior jerárquico no sea peso añadido, sino soporte complementario, depende más de la calidad espiritual que de la ideología.
167
Los poderes plenos que el gobierno se concede en un estado de excepción los asume la plebe como normal condición.
168
La tentación autoritaria sobrepuja a la obligación de ser respetuoso con los demás no solo cuando se ostenta una elevada posición, sino siempre que se deja colgada la conciencia en el perchero del que se toma el uniforme reglamentario.
169
Si meditar concentra la atención en el vacío inmutable de las profundidades, lo contrario, dispersarla en una incesante concatenación de irrelevancias, es vivir en consonancia con la vacuidad mutante de nuestra época.
170
La barbarie se enorgullece de ignorar las fronteras del basta.
171
Compete al que no se detiene tropezar a cada paso.
172
En sus aciertos y en sus yerros, la intuición maneja sólo perfecciones.
173
Una misma mano nos urde y nos desata; un mismo arcano nos alumbra y nos apaga.
174
A menos que uno se haya entregado al zombismo de Androilandia, no es moral ni socialmente admisible que los pusilánimes mortifiquen a los demás con sus temores para sentirse menos inseguros.
175
Uno empieza a ser solitario de verdad cuando descubre que el precio de la adaptación social es el envilecimiento.
176
Maldito sea el amor que caza cuando abraza, y dos veces maldito si vuela cortando alas.
177
Quien reconoce su locura conoce de primera savia la cordura.
178
Bienvenida sea la muerte que libera de futuras pesadumbres y nunca sea menospreciada la que anticipándose evita ir en su busca.
179
No optimista, sino animoso. No esperanzado, sino esclarecido. No culpable, sino congruente.
180
Signo de pestíferos tiempos es que los cielos anden tan revueltos como los suelos.
181
Todo diablo necesita un párroco.
182
No es difícil buscar un mal lomo donde refrendar un buen látigo, lo difícil es no agotarse ante tal plétora de candidatos al flagelo.
183
El movimiento es para los que huyen, el detenimiento para los que hallan, pero el inmovilismo solo se impone donde existe una esclerosis previa.
184
No hay nexo como el sexo si se comprende el amplexo.
185
Hay que tener ojos sensibles a lo invisible si se quiere apreciar lo visible. «Vale más la pena ver una cosa siempre por primera vez que conocerla», recita Pessoa.
186
No destruyes lo que desconoces sin destruir algo de ti mismo.
187
La conciencia es una espina en el pecho que recuerda que nuestro hogar no está en la existencia.
188
Vivir es un trance de regreso a la nada de la que fuimos sustraídos por la fuerza y durante el proceso, que puede presentar semejanzas con el síndrome de Estocolmo, hay quien llega a creer que su lugar está aquí: a los rehenes sumisos no les duele tanto el cautiverio como perder el protagonismo.
189
Al villano le basta ver una rama torcida para talar el árbol.
190
Pronto encuentra quien lo arranque quien arraiga en la disidencia.
191
Si a todos sirve en parte el que sabe mandar, no hay saber más profanado por el que manda.
192
Más noble timón no hay que el gobierno de sí.
193
Quien vive para la fama muere para sí.
194
Por menos que nada se malgasta quien busca el agrado del mayor número.
195
Solo por ser natural lo bello es sobrenatural.
196
El descanso de aceptar lo inexorable supera al apuro de intentar cambiarlo en balde.
197
Un corazón amable engastado en un don nadie es incomparablemente más valioso que una corona regia sobre un cabeza hueca.
198
En la naturaleza no hay malos ni buenos, sino ramificaciones del alma en un caleidoscopio de posibilidades, lo que de ningún modo nos exime de corroborar que las colonias humanas están atestadas de malos y peores injertos en un tronco degenerado.
199
La virtud se recompensa por el vicio que se invalida a sí mismo.
200
Midiendo el tiempo nos expatriamos de la presencia sin presente que los relojes han pautado merced a muy puntuales mentiras.
201
Sin un retorno a la centralidad de la experiencia subjetiva, no hay realidad viable para el discernimiento. La mente solo hallará refugio fuera del consenso.
202
A la libertad espiritual se accede por la misma puerta que se sale de la sociedad.
203
La tribu comienza a transformarse sobre los huesos de los individuos que se transformaron a sí mismos pese a la comunidad.
204
En soledad se cohabita con la inocencia que la multitud corrompe.
205
Lo más lesivo que la soledad tiene es la repulsa que inspiran los solitarios a los gregarios.
206
Cada uno se interna en sí mismo hasta el nivel de autenticidad que es capaz de soportar.
207
Entre hermanos de Caída el asesinato está en el núcleo de la tradición familiar.
208
A quien la plaga no mata, la sanidad lo remata.
209
Sordos son los oídos del hombre pedestre, pero solo a las verdades que le atañen.
210
No faltará nunca quien execre al que se atreve a dejar pasar lo que es mejor dejar ir.
211
El abúlico es tratado como si fuera culpable de su marasmo cuando su estado no es sino el reflejo concentrado, como el haz de sol requerido por la lupa, de la necrosis de su entorno.
212
El poder curativo de una sustancia no depende solo de su química; su composición, antes bien, es la emanación molecular de ese poder.
213
No prestar a los dolores la atención que reclaman es animarlos a porfiar hasta que su fuerza nos detenga.
214
Ninguna bala se pierde si acertamos a no dispararla.
215
Con el orgullo perdido se quiebra la necesidad de hacer daño a los demás porque desaparece la causa principal para lastimarse a sí mismo.
216
La casualidad cede posiciones a la sincronicidad en igual medida que la vida interior gana dimensiones espirituales.
217
Ni te avergüences de tus deliquios ni los creas; acéptalos como efervescencias del magma que compartimos en lo que tenemos de tierra amasada, escrútalos hasta donde alcance a entender la luz de tu agudeza y anótalos si quieres conservar la pista cuando sean exhumados con otras credenciales.
218
Un aliento ilimitado alimenta el limitado alcance de nuestras revelaciones.
219
Los intentos de entrar en conversación con especies alógenas, criadas fuera de la espesura geobióntica del planeta Tierra, son un rasgo definitorio de la urgente, desesperada necesidad de asignarle un sentido fraternal a la orfandad de la única criatura conocida que va perdiendo su alma según se arrastra por la historia.
220
Los más convencidos de no ser títeres en este espectáculo son los atados con hilos más fuertes.
221
Para unos la sociedad es una granja, para otros un laboratorio y, para los menos, un teatro de vanidades que no merece sangre, ni sudor, ni genes.
222
Cuando la vida juegue con uno, juegue uno con la vida como un objeto de observación dentro de una escena consumada ante la cual no cabe otra acción que el reconocimiento.
223
¿Cómo vamos a entender el argumento de nuestra historia si la pugna por el relato empezó mucho antes de que naciéramos?
224
¡Qué espantosas actuaciones realiza el ser humano para los dioses que erradicó de su universo! Se nota que aún siente el impulso histriónico de salvar el show a despecho de que sea contemplado con la frialdad de las viejas cordilleras, por siempre indiferentes a las tentativas simiescas de hollar sus cumbres.
225
Raramente habrá calma donde la tempestad se recrea, y quien defiende lo contrario invoca al rayo sin saber que caerá sobre su tejado.
226
La música y el sexo son nuestro esperanto. Sin los juegos de su sintaxis, todo es Babel.
227
No siempre es un beneficio ver desnuda a la odalisca antes de que nuestros dedos la liberen de sus vestiduras.
228
Nuestra conciencia no brota en la cuna, sino en la cripta.
229
En los regímenes totalitarios la inteligencia que no se atrofia se esconde: tan arriesgado resulta su uso al sometido como prescindible al déspota. Ironía y tiranía se excluyen.
230
Una isla selvática rodeada por un mar muerto, así es la individualidad para el Estado.
231
«En cada calle un dron, en cada casa un lebrón y en cada cartera un cabrón», comentó fuera de micro el primer portavoz de las vidas que no debieron ser.
232
Donde la bondad dulcifica, la maldad domestica, luego la vida reblandecida por la civilización no admite sin felonía ser calificada de bondadosa, ni la jaula de su pane lucrando ser ligada al mundo preternatural del om mani padme hum, la joya de la flor de loto.
233
El poder nos quiere lerdos y acobardados, carne de chip y de vacuna, lo que explica la obsesión de tantos Estados por castigar la didáctica de algunas moléculas psicoactivas: expandir los sentidos significa reforzar en igual medida su capacidad inmunitaria frente a las doctrinas que al poder le interesa contagiar.
234
Solo un tonto de remate o un malsín nos haría explicarle por qué donde imperan los uniformes la seguridad es lo primero que se pierde y la razón lo último que se recupera.
235
Las ovejas temen al lobo porque así se lo ha enseñado el pastor, que es el responsable de mantenerlas en el redil, de herrarlas, de intoxicarlas, de ordeñarlas y, finalmente, de sacrificarlas para la venta. ¿Es baladí cualquier parecido con la realidad humana?
236
Quien cultiva dudas no amamanta deudas.
237
Lamiendo se llega más lejos, pero sediento de respeto.
238
No hay elixir que merezca ser libado en el cáliz de la emulación como la sonrisa de quien aparta, desde lo alto de su cruz, el miedo que se ha adueñado de los mansos. Aun clavado a un artilugio de castigo, la columna de su desapego ilustra el único ascenso digno de tal nombre entre cielo y tierra, la única victoria respecto de la cual todas las demás son cascarones hueros.
239
Si alguien reza por nosotros, no perdamos la elegancia reprochándole que lo hace al dios equivocado.
240
Allí donde vamos es mejor entrar enteros si queremos ser enteramente acogidos.
241
Sin los sueños de la noche el día no tendría substrato al que remitir la insignificancia de los hechos.
242
De la misma seda con que se tejen los sueños está hecha la percepción extrasensorial, automántica, que guía al espíritu por encima del mundo automático de los reflejos. Los sentidos extienden al soñar sus antenas hacia dimensiones que a la vez están en uno y fuera del tiempo.
243
De noche somos más listos, más salvajes, más nuestros. Quienes cronometran nuestros actos desde arriba saben que un individuo espabilado durante las horas negras es más audaz que cuando está sobre los carriles del día. Que el reposo acontezca cuando la oscuridad despeja las ideas no es una ley universal, sino un presupuesto de orden para quienes no podrían dormir tranquilos en la cima sin una base amodorrada.
244
Lo mágico y lo real se dan la mano cuando lo racional no da la espalda a lo ignoto, cuyo reino jamás retrocede por mucho que crezca lo conocido. Lo que sabemos siempre será una gota en el océano de lo que ignoramos.
245
El mayor enemigo de la magia no es la realidad, que de puro mágica ni lo aparenta, sino el cálculo cosificador canonizado por el poder, ese dataísmo que reduce la existencia al descarnado esqueleto de una economía estadística de donde los comités de expertos, dignificados como augures, extraen el fantasma sociométrico de la norma. Su fascinación por volver predecible lo impredecible olvida, y he aquí su talón de Aquiles, que el aleteo de una mariposa siempre fue más poderoso que la red esgrimida contra sus efectos.
246
Que parezca plagiar a la ficción es normal: la realidad es literatura continuada por otros medios.
247
La imaginación crea ideas, las ideas inventan realidades y a las realidades el deseo las complica con sus fantasías.
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El núcleo de la imaginación es tan real que apenas podemos imaginarlo.
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Dando profundidad a los pensamientos los sentidos le dan sentido al pensamiento.
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Ninguna especie es fea hasta que, a imagen y malparanza de la humana, crece profusamente. El parentesco con otros seres vivos nos ennoblece en la misma proporción que su semejanza con nosotros los rebaja.
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Algo hacen las sociedades a su darwiniano pesar cuando la ingenesia encuentra sucesores por medios alternativos a los biológicos.
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La vis medicatrix naturae, la virtud sanadora de la naturaleza, se malingra cuando el poder animal de gestar es confundido con un quimérico derecho a propagarse.
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¿Qué quiere la Bestia del hombre, víctima y verdugo de los caprichos de quien lo ha creado? Quiere lo que todos los dioses menores desean: beber una sangre que nadie haya probado jamás. Nuestra fertilidad es su bodega.
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Aunque el amor por el fruto de su vientre sea intachable, no está en su condición evitar el maleficio: la primera persona que nos pone a parir es nuestra madre.
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¿Qué importa negras o blancas si ambas cumplen un papel asignado? El ganador indiscutible de todas las partidas es el artificiero que nos detonó en el tablero.
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Si hay molinos de grano, ¿por qué no de galaxias?
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Para un pensador enemistado con su tiempo una de las más fastidiosas ironías del destino es que su obra le críe discípulos. Lo quiera o no perderá su independencia, que estará sujeta a la obligación de ser tomado en serio aun cuando predique lo contrario.
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La relación preferente del visionario con alteridades y fuentes de conocimiento que tienen su santuario fuera de la sociedad, no empece su poder para diagnosticar las dolencias colectivas de una época, pues se trata de un poder transversal a seres y contextos, capaz de penetrar en el sueño compartido que une a las criaturas, humanas y no humanas, en la red fabulosa de lo viviente.
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Los átomos son imputrescibles, lo que traducido a otras amplitudes excomulgadas por la física equivale a postular que en los ínferos de la materia late el espíritu.
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Aunque disponga de nutrientes inagotables, ningún árbol crece hasta el Sol. Sin duda mucho tiene que aprender el animal humano, troglobio de la avidez, de sus hermanos forestales.
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Sobrevivir a un azote infeccioso con un colapso por apocamiento de las libertades no es vencerlo, sino cambiar un vector fatídico de carácter transitorio por una septicemia de conformismo que tiene visos de paradigma irreversible.
Paz a los ojos cansados de contemplar la verbena sonámbula de los puerilizados por el blanqueo de conciencias. Paz a los ahítos de limpiarse la populosidad de los que marcan por doquier la pringue de sus ansias. Paz a los que velan su espíritu en santa hostilidad contra el proxenetismo institucional y perecen con el alba en la tierra quemada de los omitidos.
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Paz a los ojos cansados de contemplar la verbena sonámbula de los puerilizados por el blanqueo de conciencias. Paz a los ahítos de limpiarse la populosidad de los que marcan por doquier la pringue de sus ansias. Paz a los que velan su espíritu en santa hostilidad contra el proxenetismo institucional y perecen con el alba en la tierra quemada de los omitidos.
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Nuestra derrota puede ser letal, pero nunca moral. Nadie puede despojarnos de la sede ontológica de la autarquía, de la intersección con el oráculo de la presencia extendida al campo unificado de la conciencia, de la solvencia del distanciamiento intelectual ante la adversidad y, lo más relevante, del alma accidentada que se resuelve abortiva dentro de la común matriz de insanias. Tantas veces hemos muerto que olvidamos con frecuencia dónde radica nuestro panteón. A él remito mi conflagración. No me salven de las llamas donde arde la verdad.
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