16.7.08

CANCIONES DE ULTRACUNA


Siendo la música una de mis más arraigadas aficiones y raros los días que pasan sin dejarme embelesar por el hechizo de algún disco, resulta extraño que utilice el blog para comentar obras de esta índole, lo que no será impedimento para que antes de terminar la lectura sintáis el deseo de bombardearme a preguntas sobre un artista que para mí sigue siendo un misterio. Os pido de antemano que por favor no lo hagáis: el asunto es peliagudo y no estoy seguro de cuantas leyes violaré por divulgarlo.

Hace varios meses y de una manera cuyos pormenores no voy a relatar por temor a que las coincidencias sean demasiado reveladoras, conocí en una fiesta privada a una esbelta señorita que estuvo vinculada carnal y profesionalmente a un jerarca de la sección contraterrorista del Centro Nacional de Inteligencia. Ella, recelosa y esquiva en un principio siempre que se sugerían en la conversación posibles incursiones en su personalidad, no tardó en mostrarse efusiva y confiada cuando descubrimos que ambos cultivábamos la misma pasión por el estudio de algo que, sin ser extravagante, no tiene nada de común; algo que también por temor a facilitar conexiones demasiado explícitas no voy a mencionar. Con el mariposeo de la emoción compartida y una dosis justa de drogas en el momento oportuno, la agradable sorpresa de nuestra complicidad intelectual fue derivando hacia dimensiones más íntimas que requerían otro contexto. Mientras conducía el coche de camino al hotel donde me hospedaba, ella introdujo un cd, me mandó callar con un gesto tan escueto como delicioso y al cabo de apenas quince minutos me preguntó qué me había parecido lo que sonó. Intuí que ella era la autora de esa música macabra y con mucho tacto le respondí que quien quiera que fuera el responsable tenía idea sobre el manejo de software de producción musical. Entonces, no sé si por un incontenible despecho hacia su antiguo jefe y amante, o quizá sólo por la presunción de un oficio que le daba acceso a intrigas internacionales, me detalló una historia que aun hoy me hace bendecir la noche que la conocí y lo errada que estaba mi intuición.

Me contó que a raíz de la campaña del juez Garzón contra la célula de apoyo a Al Qaeda que operaba en España desde antes del 11S, la policía se incautó de material muy diverso, como la maqueta de un disco que según reconoció Abu Dahdah, condenado finalmente a doce años por el Tribunal Supremo, era parte de los enseres personales que dejó Al-Shehhi, oriundo de Emiratos Árabes, antes de marchar a Estados Unidos y pasar a los anales del mal por ser uno de los cuatro secuestradores suicidas que pilotó el Boeing 767 del vuelo 175 de la United Airlines que despegó de Boston con destino Los Ángeles y se estrelló espectacularmente contra la segunda torre gemela del World Trade Center. Puede que por escrito este hallazgo se os antoje increíble, pero cuando una mujer se sabe explicar con la gracia y naturalidad que lo hizo ella, mi reacción inmediata suele ser de una insensata credulidad, así que no dudé demasiado sobre la veracidad de lo que me dijo. Sin embargo, también soy puntilloso, de modo que me permití hacer un discreto ejercicio de escepticismo: «Por supuesto, Al-Shehhi y los temibles terroristas islámicos... siempre según la versión oficial de los hechos». «No lo dudes —se apresuró a concluir—, todas las versiones sobre el mayor atentado de la historia son oficiales, incluso la tesis controvertida de Thierry Meyssan».

Lo que ocurrió más tarde forma parte de una hazaña de la que no conviene presumir entre gentes de bien. Es probable que ella nunca se percate de mi fechoría, pero le di cambiazo a su disco por otro que llevaba en la guantera (uno de Galaxie 500, nunca podré olvidarlo) y que, al igual que el suyo, carecía de rotulación. La calidad de la grabación de Al-Shehhi era bastante precaria (el disco fue digitalizado a partir de un casete bastante cascado) y los archivos venían en formato wav junto a una carpeta que contenía documentos donde se relacionaba toda la información que había reunido la policía científica, entre los que cabe reseñar un análisis criptográfico de las frecuencias de sonido. Con un poco de empeño pulí las canciones, las convertí a un formato más manejable y edité las etiquetas según los datos que tenía a mi disposición. Si te apetece escucharlas las econtrarás aquí. Los virtuosos pueden respirar tranquilos: ninguna proeza ni momentos brillantes que ovacionar en un álbum compuesto por remezclas caprichosas y breves sinfonías producidas a semejanza de cajas de música borrachas, aunque debo admitir que el origen furtivo de las piezas contribuye a su disfrute. El diseño de la cubierta que acompaña estas líneas sólo es orientativo, una propuesta fantasmal tras un simulacro de narcisismo.

4 comentarios:

  1. Che! Yo vi al Santo Criminal y su inexistente orquesta de cuchillos gomosos. Fue en una sala chiquita, hace ya muchos años, allá en España, quizá Barcelona, no recuerdo. Lo de menos es que el tipo supiera tocar, nos dio un espectáculo terrorífico metiéndose descargas en las sienes mientras aporreaba las teclas.

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  2. Me he muerto de risa con este post, por fortuna nunca he oído nada de este fulano, ni pretendo hacerlo. Buena anécdota.

    Un abrazo

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  3. ¡Qué bueno!
    De todas formas, yo sospecharía del Centro Nacional de Inteligencia: ¿cómo seleccionan a la gente para entrar aquí?

    Y si fuera ella -uy, que me sale una canción de Alejandro Sanz, creo-, una agente del CNI o vete a saber de dónde... (tengo más hipótesis, si fallan estas...), yo de ti me cambiaba el ADN, eto e mu serio.

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  4. Para asuntos serios, lo que declaró Francesco Cossiga, democristiano y ex presidente de la República Italiana:

    "Se nos ha hecho creer que Bin Laden habría confesado el ataque del 11 septiembre 2001 en New York, mientras que, de hecho, los servicios secretos estadounidenses y europeos saben perfectamente que este ataque desastroso fue planificado y ejecutado por la CIA y el MOSSAD, con el fin de acusar a los países árabes de terrorismo y poder de este modo atacar Iraq y Afganistán".

    La noticia fue publicada en el diario Corriere della Sera el 30 de noviembre de 2007:

    http://www.corriere.it/politica/07_novembre_30/osama_berlusconi_cossiga_27f4ccee-9f55-11dc-8807-0003ba99c53b.shtml

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