tag:blogger.com,1999:blog-32796015.post6843045675757540374..comments2023-03-11T16:40:33.255+01:00Comments on EL PESO DEL UNIVERSO: DERROTAS DE LA VOLUNTADAutógenohttp://www.blogger.com/profile/06214413583174233270noreply@blogger.comBlogger4125tag:blogger.com,1999:blog-32796015.post-51285412190776908732017-07-22T23:19:51.392+02:002017-07-22T23:19:51.392+02:00De acuerdo sobre la falta de judicialidad. Lamento...De acuerdo sobre la falta de judicialidad. Lamento si no he sabido ligar tus llamadas a la libertad con tu rechazo al paritorio. Lo cierto es que no he seguido con tanto detalle los exhaustivos exabruptos al hecho de nacer que vienes lanzando desde hace tiempo. <br /><br />Sobre la vehemencia en la condena moral, quizá haya exagerado mi postura, y quizá el motivo haya sido más un deseo de conversar y de conocer detalles de tu opinión que de expresar la mía, que es cambiante a este respecto. Insisto en que la culpabilización tiene un gran valor retórico e incluso, en un plano relativo, una entidad totalmente real. Buena prueba de esta creencia son las amonestaciones a mí mismo en tanto que miembro ordinario de la especie humana, amonestaciones que me han pesado en la conciencia durante varios meses de este año y cuya algunas de sus partes aún tengo pendientes de publicación. Las escenas violentas y la gravedad de la responsabilidad no han de omitirse, todo lo contrario. Han hecho más por actitudes pacíficas que cualquier alegato intelectual. Pero han de conjugarse sabiamente, porque considerar criminal y demente a quien simplemente sigue una costumbre seguida por todos puede causarle un cierto remordimiento ocasional -bien lejos de un cambio de actitud integral- si tal acusación no va acompañada de datos concretos y detallados sobre las consecuencias de su "crimen". No hay delincuente si no aparece en toda su crudeza el cuerpo del delito. Cuando dudo en señalar a uno o a otro, señalo siempre la víctima. En estos casos tan universales y atávicos más que en ningún otro, cobra importancia aquello de odiar el pecado y amar al pecador. <br /><br />En cuanto a mi cuasi-antinatalismo, y sin que me hayan preguntado sobre la cuestión, te diré que más que la vida del neonato, que puede disfrutar de numeroso gozo intercalado o pospuesto a diversos padecimientos, me preocupa muchísimo más las muertes, explotaciones de seres sensibles y desastres medioambientales que causará su mera existencia durante algunos años, no digamos ya si llega a anciano. Si el progenitor es el primer "culpable", el propio producto lo será en segundo lugar (es decir, lo somos todos nosotros, que seguimos nuestros instintos). Este es el tema que me viene preocupando últimamente. Es por ello que apenas considero más "criminal" engendrar un depredador que proseguir depredando uno mismo, lo cual es harto fácil. De hecho, todavía es posible -si poco probable- criar a un hijo como a un yogui fanático o un jainista austero en extremo, vegano, pacifista radical e incluso feliz por cultivar su espíritu tan por encima de su cuerpo. Menos culpa tiene el padre o la madre de alguien así que un urbanita consumista occidental. <br /><br />Gracias, por cierto, por corregir algunas mis muchas erratas en la discreta transformación que supone la cita. Perpetradorhttps://pleromahipotecado.wordpress.comnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-32796015.post-86611131219663660622017-07-22T22:28:25.037+02:002017-07-22T22:28:25.037+02:002/2
Pese a que algunas personas aprueben el mal q...2/2<br /><br />Pese a que algunas personas aprueben el mal que se les ha causado a cuenta de algún supuesto beneficio, nunca se tiene el consentimiento de aquellos que son forzados a venir al mundo. He aquí lo moralmente reprobable. En materia jurídica, solo me parecería razonable extender esta reprobación a las personas que trajeran deliberadamente a la existencia a seres que se sabe a ciencia cierta aquejados de disfunciones graves, aunque bien pueda argumentarse que todos somos tarados en algún sentido cuando se nos emplaza a ser. Las víctimas de esas graves disfunciones, o sus tutores legales, estarían a mi juicio en su perfecto derecho de interponer demandas por «vida injusta» a sus padres.<br /><br />Agradezco que hayas dejado asomar tu sensibilidad compasiva de una forma que me va a permitir complementarla con un aforismo que me había quedado descolgado. Adviertes sobre los peligros de «la retórica culpabilizadora» y, en efecto, «riesgos y reacciones» son molestias que alguien debe asumir (quizá con peligro de abuso, cierto es) frente a las inercias culturales que resultan más complacientes con los verdugos, máxime cuando por obvia genealogía ningún humano llega a ser criminal sin haber sido antes víctima. Celebro que «en el primer puesto de una argumentación moral ha de estar siempre la justicia compasiva, las consecuencias ocultas y el peligro que nos circunda a todos», y no hallo impedimento para que la atención puesta sobre el reguero de condenados excluya la urgencia de arrojar luz sobre la sofisticada maquinaria de complicidades en que la sociedad humana ha convertido su atávica función de perpetuarse.<br /><br />Es un error generalizado creer que se puede ser edificante sin ser demoledor. Junto a las razones que ningún servilismo ha logrado demudar, las verdades más reveladoras aguardan emparedadas tras pesados muros de intereses adversos a la expansión del conocimiento.Autógenohttps://www.blogger.com/profile/06214413583174233270noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-32796015.post-78709831483867003612017-07-22T22:04:10.158+02:002017-07-22T22:04:10.158+02:00A causa de la restricción a 4096 caracteres que el...A causa de la restricción a 4096 caracteres que el blog admite por comentario, dividiré la respuesta en dos bloques:<br /><br />1/2 <br /><br />Debo alabar antes que nada la capacidad heroica de tu inteligencia para emboscarse en estos zarzales, abrir trocha en ellos con sorprendente celeridad y regresar no solo indemne en apariencia, sino tonificado por haber recuperado alguna flor apta para el herbario. Y no obstante, temo no haberme expresado con la debida claridad si después de tantas entradas dedicadas en parte o en exclusiva a la ingenesia aún se puede llegar a la conclusión de que soy partidario de alguna medida extrema contra la natalidad, salvo que a la sazón hayas tenido la amable ocurrencia de ofrecerme un albur para dirimir acusaciones infundadas frente a los malentendidos que mi ética, en lo tocante a la reproducción, puede suscitar.<br /><br />Obligado me veo, por tanto, a matizar que defiendo a tal grado la libertad desde su médula individual que si de mí dependiera decretar un control demográfico o promover la difusión masiva de una sustancia esterilizadora sin consentimiento de la población, estaría radicalmente en contra por su magnitud coercitiva. Sería de una incoherencia supina si a fin de atacar las actitudes pronatalistas por su fundamento despótico hubiera de incurrir en un abuso de poder. La frontera, para mí, está en la piel del otro; <i>mutatis mutandis</i>, respecto a los deslices que otros puedan cometer dentro de esos límites, adoptaría la máxima atribuida erróneamente a Voltaire: «Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo». Desde mi punto de vista, un Estado que implementara el hostigamiento a los progenitores sería una distopía y su poder de vulnerar la autonomía personal lo haría no menos perverso que un sistema de conquista basado en violaciones multitudinarias o inseminaciones forzosas. Imponer un aborto es en esencia tan horrible como impedirlo, de lo cual no se sigue que deba haber un derecho legal a engendrar, como tampoco debe haberlo en el sentido de coartar la reproducción: son realidades que pertenecen a un ámbito, el de la conciencia, en el que los poderes organizados harían bien en no injerirse. <br /><br />La funesta política de China estuvo tan fuera de propósito como la falta de moderación que la provocó, pues no fue sino la respuesta desesperada de una tiranía a la superpoblación. Correctivos de ese calibre, como bien apuntas, más que disuadir de los excesos de una visión pronatalista constituyen un penoso ejemplo para quien aspire a hacer una refutación del sesgo que acepta como válido hacer cuanto sea menester para ahorrar sufrimiento a sus hijos sin percatarse de que el único modo de prevenirlo es no haberlos engendrado.Autógenohttps://www.blogger.com/profile/06214413583174233270noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-32796015.post-17238460107651803372017-07-22T16:59:56.780+02:002017-07-22T16:59:56.780+02:00A la espera de tu reincorporación al culto a las p...A la espera de tu reincorporación al culto a las pantallas, no dejo de dejar ya apuntado que tu es impresionante tu tirada de lemas antinatalistas, sobre todo en la primera parte de la colección, y con los que cada vez estoy más de acuerdo y que conozco exclusivamente por ti, aunque no comulgo sino con bastantes más matizaciones que las que presentas. Si traer al mundo a un ser humano es terrible, como creo, no estoy en cambio de acuerdo con criminalizar a los padres. ¿Sería imaginable un mundo en el que sea encarcelado todo progenitor, quedando entonces el hijo en manos de orfanatos o de padres adoptivos? La idea es suficientemente rocambolesca como para afirmar tajantemente, a mi juicio. La política del hijo único en China trajo un desajuste entre sexos, dada la preferencia de los padres por el masculino, y algo similar ha sucedido en la India, abocada ahora a soledad, prostitución, violación y homosexualidad forzosa. Una prohibición de la paternidad acabaría afectando únicamente a los pobres, y sin duda las elites se las arreglarían para continuar dispersando su semilla por el mundo. Siempre ha sucedido así. Parece ser que buena parte de Asia central lleva los genes de Gengis Khan, quien desplazaba a los candidatos viriles locales cuando llegaba con sus hordas saqueando pueblos. Ni siquiera estoy comprometido con criminalizar a quienes contribuyan directamente en la explotación animal. Más bien soy partidario de poner el foco en las víctimas, a fin de que el verdugo acabe tomando conciencia de sus actos. Creo que la retórica culpabilizadora tiene su fuerza y su oportunidad, y no la desprecio en absoluto, pero su abuso comporta riesgos y reacciones. A mi ver, el primer puesto de una argumentación moral ha de estar siempre la justicia compasiva, las consecuencias ocultas y el peligro que nos circunda a todos.<br /><br />Macheteando entre tus acostumbradas negritudes, encuentro y aprecio que con el parágrafo 35 apuntales también la causa de los sufrientes no humanos. Actualmente más lo necesitan ellos que nosotros, si cabe. El 49 lo podría haber pensado yo difusamente, aunque con mucha menos nitidez al expresarlo por escrito. El 122 y el 257 son muy ciertos y agudos.Perpetradorhttps://pleromahipotecado.wordpress.comnoreply@blogger.com