tag:blogger.com,1999:blog-32796015.post5850647584553156554..comments2023-03-11T16:40:33.255+01:00Comments on EL PESO DEL UNIVERSO: ENTRE OBLITOSAutógenohttp://www.blogger.com/profile/06214413583174233270noreply@blogger.comBlogger6125tag:blogger.com,1999:blog-32796015.post-34642326259710840712018-02-27T11:39:39.214+01:002018-02-27T11:39:39.214+01:00Acabo de contestarte por el formulario que tan ama...Acabo de contestarte por el formulario que tan amablemente ofreces. También por aquí, mil gracias.<br /><br />En cuanto al debate en sí, debo decir que me parecen lógicas y dignas tus respuestas. Sin embargo, sigo dudando sobre cómo lograría un pesimista radical transmitirle o no a su no deseada prole que su misma concepción ha sido un completo desastre. Todos los buenos creyentes de todas las religiones tienen como obligación transmitirle a sus descendientes el kerigma de que el mundo es, en más de un modo, un valle de lágrimas; en cambio, la fe y ciertas filosofías que comparto dejan un resquicio maravilloso por el que escapar al hundimiento. Pero que un padre, responsable de aupar y alentar a quien de él depende, cause una total desmotivación sobre su origen y sobre la confianza que alberga sobre la felicidad futura del infante, me parecería terrible. O eso, o fingir siempre delante de la criatura, preservándola de lo que uno cree que es la dura verdad (algo igualmente terrible).Perpetradorhttps://pleromahipotecado.wordpress.comnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-32796015.post-6973336259001613152018-02-27T09:31:28.613+01:002018-02-27T09:31:28.613+01:00Perpetrador, si el ensayo que te recomendé sigue e...Perpetrador, si el ensayo que te recomendé sigue ejerciendo magnetismo intelectual sobre ti, puedo facilitarte una copia de la traducción al castellano, aún inédita, hecha por un amigo. En el libro se dirimen, a mi parecer con bastante solvencia, los pormenores éticos que has explorado en relación al antinatalismo, además de otras cuestiones asociadas de mayor alcance, si cabe. Solo tienes que contactar conmigo a través de este formulario:<br /><br />http://www.elpesodeluniverso.com/p/contactar.html<br /><br />y te enviaré el archivo adjunto al correo que hayas usado, que solo será visible para mí.<br /><br />A fin de asegurarnos de que ningún deshonesto suplanta tu identidad, sería recomendable que me escribieras algo que solo tú y yo sepamos, por ejemplo el nombre del escritor español, traductor de buen oficio y autor de un poco leído manifiesto, al que hace años creí ver entreverado en tu seudónimo.Autógenohttps://www.blogger.com/profile/06214413583174233270noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-32796015.post-71304563603083931572018-02-26T23:20:17.086+01:002018-02-26T23:20:17.086+01:00«¿Cuál sería tu reacción si te enterases de que un...«¿Cuál sería tu reacción si te enterases de que una fémina ha quedado encinta de tu sangre y pretende dar a luz? ¿Y cuál tu con conducta hacia la criatura si finalmente sale al mundo?»<br /><br />Antes de satisfacer tu legítima curiosidad, y por fluida que pretenda la coordinación entre los pensamientos, sentimientos, comportamientos y desasimientos que identifico como propios menos fervorosamente de lo que mi segunda piel, hecha de palabras, puede dar a entender a quienes desconocen la que recubre mi careto, no está de más aclarar que las circunstancias nunca me han puesto en esa tesitura, aunque en previsión de esa felonía biológica nunca he dejado de poner mis conjeturas en aprietos similares, por lo que la variación de mi conducta de cara a esa disyuntiva distaría poco o nada de lo que tengo previsto y parlamentado con quienes me han concedido la gracia de ser compañeras de lujuria.<br /><br />Por mucho que me fastidiase la noticia, respetaría la decisión de la madre, y sin obturar la inmoralidad que mi visión del mundo detecta en el acto procreador cuando es posible evitarlo, reconozco la soberanía del vientre como una competencia exclusiva de la mujer más allá de si su prioridad es sacar adelante una criatura o librarse de su irrupción. Por tanto, y de acuerdo con una petición de coherencia elemental, tampoco considero vinculante para el padre el plan que tenga en mente la mujer que desea dar a luz un hijo suyo si él se declarase contrario a ese propósito incluso antes de presentarse la vicisitud. En cambio, mi actitud sería radicalmente distinta si, ante un embarazo no buscado, a la grávida no le fuera posible <i>defenderse</i> del feto sin verse envuelta en problemas legales o serias complicaciones de salud, situación en la que me obligaría a responder afectiva y económicamente del mejor modo que pudiera, pasando por encima de mi imperativa necesidad de independencia. De ahí en adelante, anticipo que sería un padre sufrido, aun por una cuestión caracteriológica: desentenderme de los problemas siempre ha sido más arduo para mí que soportarlos.Autógenohttps://www.blogger.com/profile/06214413583174233270noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-32796015.post-67236518032767279252018-02-26T22:19:32.317+01:002018-02-26T22:19:32.317+01:00Con admirable concisión has defendido tu enfoque c...Con admirable concisión has defendido tu enfoque contractualista frente al deontológico. Yo acepto en un cierto respecto uno y otro. Para mí, el concepto de "derecho" no entra en lo absoluto moral (en ocasiones hay que vulnerar un derecho fundamental de un individuo para salvaguardar el mismo derecho fundamental de una multitud), pero se le acerca bastante. Se trata simplemente de un modo de proteger un interés. Precisamente la lógica de los derechos surge en el contexto contractualista (la inventan los humanos racionales para convivir entre ellos), pero tiene sentido extenderla a todo individuo que, temporal o definitivamente, no pueda argumentar ni explicar con racional claridad cuáles son sus intereses o su intensidad. Por ende, estoy de acuerdo en que ningún animal tenga derechos... si tampoco los tiene ningún ser humano (y si sustituimos ese enfoque por otra igualmente sensocéntrico y optimizador). Yo puedo discutir el concepto de "derechos", pero mientras tanto no renuncio a los míos, porque garantizan (algunos de) mis intereses. En cualquier caso, el deber que un sujeto tiene de no dañar es un modo inverso de definir el derecho del otro a no ser dañado, a menos que pienses en un enfoque aretológico donde lo único que cuente sea la pureza de intención del agente moral. Siempre estoy hablando de derechos morales pre-legales, al modo de los "Derechos Humanos", que se materializan en ordenamientos legales de muy diversas formas.<br /><br />No está en mi ánimo discutir tu antinatalismo, con el que puedo compartir quizá más postulados de los que querría reconocer. Para poder hablar con una mínima autoridad sobre la cuestión, deberé al menos leer el libro que me recomendaste una vez, cosa que no dejo de tener pendiente. Pero se me está ocurriendo una posible respuesta algo simple a tu pregunta sobre los niños, a saber: "¿por qué no se los protege entonces de nacer a un mundo caracterizado por la hostilidad?". Diría que, puesto que los niños no existen todavía, carecen por completo de derechos o de mérito moral. Otra cuestión es si la existencia humana (animal, de hecho) es lo bastante neutra en su posición por defecto como para no encontrar garantizado una mayor acumulación de sufrimiento que de beneficios. De hecho, un utilitarista que priorice el beneficio sobre el daño podría atreverse a sostener que no tener todos los hijos que se pueda es impedir mayores acumulaciones de posibles beneficios (placeres, satisfacción de intereses) que, hasta donde sabemos, pueden ser logrados únicamente tras nacer. O incluso, desde un punto de vista utilitarista, también podría defender como maximización del beneficio el tener un hijo para hacer de él un sabio santo que ayude a mitigar el sufrimiento de grandes multitudes. No admitiendo estas últimas opciones utilitaristas, no me atrevo a pronunciarme sobre las otras que he sugerido. Como digo, es una cuestión en la que no me atrevo a incidir mucho más. Solamente me tomaré la osadía de plantearte una pregunta personal, a riesgo de verla comprensiblemente obviada, porque me intriga la respuesta que ofrecería un antinatalista fervoroso: ¿Cuál sería tu reacción si te enterases de que una fémina ha quedado encinta de tu sangre y pretende dar a luz? ¿Y cuál tu con conducta hacia la criatura si finalmente sale al mundo? <br />Perpetradorhttps://pleromahipotecado.wordpress.comnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-32796015.post-31004979869072237312018-02-26T11:47:45.573+01:002018-02-26T11:47:45.573+01:00Pese a la brevedad de tu comentario, celebro ver d...Pese a la brevedad de tu comentario, celebro ver demarcados con tanta claridad tus acuerdos y desacuerdos conmigo, y quiera Dios en la más imaginativa y menos personalista de sus concepciones que el ingenio nos dure a ambos para poder suscitar ocasiones innúmeras de intercambio a estos contrastes siempre que sea menester arrimar el ascua ajena a la inteligencia propia, y viceversa.<br /><br />Por sensibilidad me siento muy próximo a la ética sensocentrista y nada más inmediato para mí, en consecuencia, que tener viva noción en el fuero interno de la animalidad, al menos la relativa a los seres capaces de experimentar emociones que son patrimonio del alma y no de una especie, como una condición que no obliga en modo alguno a vivir ni morir para otros, al margen de lo que disponga para las criaturas el caos natural del que todos somos enrevesada parte y cuenta más allá de lo que podemos dilucidar. Seguramente has sopesado más literatura especializada en la materia que yo, que apenas empiezo esa andadura encuentro motivos de objeción no sé si lo bastante aptos para constituir argumentos de razón contra lo que de corazón me resulta, insisto, cualidad autoevidente. <br /><br />Como humano con algo más que aire viciado en el pecho soy favorable a defender, de hecho, lo que como pensador de corte escéptico no deja de parecerme un despropósito de derecho. No por una cuestión de orgullo supremacista, de soberbia evolutiva o de jactancia simiesca —actitudes impropias en un partidario de la extinción voluntaria—, sino porque los derechos no reconocidos como tales por sus beneficiarios sería más exacto llamarlos <i>concesiones</i> hechas por quien puede, asimismo, negarlas, modificarlas y administrarlas a su criterio; mercedes a las que subyace una relación trucada por la condescendencia del ser que ostenta entre sus prerrogativas la de definir un juego de poder no agresivo con esos animales pero nunca algo parecido a un contrato con ellos, que no solo a mi juicio es la base de lo jurídico. Y si bien es innegable que «concedemos [derechos] a muchos seres humanos incapaces de asumir deberes», eso habla en favor de la generosidad que motiva la fundamentación de la igualdad ante la ley como principio civil, no del rigor lógico de extrapolar como norma lo que constituye, dentro de su misma filosofía, una excepción sujeta a determinadas condiciones.<br /><br />Con este berenjenal sembrado, pensemos por un momento en los niños, otro magnífico ejemplo para estudiar el alcance de la objeción que intento sugerir. ¿Tienen los menores derecho a ser protegidos de sus padres? Si la respuesta fuera afirmativa, ¿por qué no se los protege entonces de nacer a un mundo caracterizado por la hostilidad? Y en caso de ser negativa, ¿significa que los padres tienen derechos absolutos sobre su prole? Proseguir un debate de estas características excede con mucho mi ánimo y, probablemente, también mis facultades sofísticas; baste añadir, sin embargo, una cota a lo esbozado: la necesidad de enfocar el problema en términos negativos en aras de su mejor comprensión. No es que los animales no humanos tengan derechos, llego a pensar, es que los humanos no los tienen sobre ellos, como tampoco los tiene un adulto sobre un menor ni, desde luego, los tiene el menor hacia el que los adultos contraen, por sí mismos, una serie de deberes que, si quisiéramos, podríamos hacer extensivos a otras especies.Autógenohttps://www.blogger.com/profile/06214413583174233270noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-32796015.post-8888187779877163422018-02-25T17:47:39.466+01:002018-02-25T17:47:39.466+01:00Algunas de tus observaciones, despuntando en agude...Algunas de tus observaciones, despuntando en agudeza, invitan a sorprendentes reflexiones, y a partir de ellas podría yo glosar mis propias deducciones, si me concediese el sosiego pertinente. Pienso particularmente en 40, 80, 83, 93, 98, 100, 124, entre otras varias. Me habría gustado llegar por mí mismo a esas síntesis de sagacidad. La 55 da una imagen brutal y algo maligna de un fondo muy cierto. <br /><br />Como impresión general, al margen de no compartir los habituales insultos a Dios (a quien no cosifico, hasta el punto de no aceptar su existencia al modo teísta, ni siquiera absolutista, por lo que tampoco creo que la víctima del insulto sea Él) y de no sentir el carácter tiránico y criminal de la procreación en sí, me complace percibir en tus líneas consideraciones hacia los animales no humanos. Como matiz, yo sí entiendo que tienen derechos, puesto que se los concedemos a muchos seres humanos incapaces de asumir deberes. En concreto tendrían, como mínimo, un derecho reconocible en cualquier conciencia: el de no tener por qué vivir ni morir para otros. Perpetradorhttps://pleromahipotecado.wordpress.comnoreply@blogger.com